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Hay una generalizada coincidencia en la que pareciera que, salvo en el uso de todos los aparatos estatales a su servicio para reprimir o amedrentar a quienes consideran sus adversarios, las más importantes autoridades del Estado han perdido norte si nos atenemos a las declaraciones que hacen en forma reiterada y, al mismo tiempo, improvisada, sobre dos temas medulares.
Uno, las denuncias de tráfico de influencias para beneficiar a la empresa china Camce, en la que trabajaba en un puesto ejecutivo una exenamorada del Primer Mandatario con la que tuvo un hijo. El otro, la decisión de la ciudadanía de rechazar la reforma del Artículo 168 de la Constitución Política del Estado en el referendo constitucional de 21 de febrero pasado, reforma que buscaba validar una cuarta postulación de los actuales primeros mandatarios, que la Constitución impide pues dicho artículo norma que el “período de mandato de la Presidenta o del Presidente y de la Vicepresidenta o del Vicepresidente del Estado es de cinco años, y pueden ser reelectas o reelectos por una sola vez de manera continua”.
De acuerdo a las autoridades, las denuncias sobre el presunto tráfico de influencias y el seguimiento a las informaciones sobre el caso habrían influido en el resultado del referendo. Empero, es posible sostener que más bien haya sido la decisión oficial de distraer la atención sobre la denuncia de tráfico de influencias y para ello establecer como factores centrales del caso la relación sentimental del Primer Mandatario, la exenamorada y el hijo que tuvieron, y que presuntamente falleció, la que aportó a convertir el caso en un escándalo. Es decir, han sido las propias autoridades las responsables de publicitar el corte sentimental del caso con los resultados que hoy se observan. Probablemente no habría ocurrido esto si el Ejecutivo, hecha la denuncia, hubiera aceptado que se realice una transparente investigación sobre la forma en que Camce se adjudicó obras estatales por alrededor de 560 millones de dólares, y si hubiera indicios de delito, se procesaba a los autores y sancionarlos.
En ese contexto, el Vicepresidente, con su clásica agresividad discursiva, ha amenazado con no perdonar a quienes, según él, montaron una campaña en contra el Primer Mandatario con este tema en la que habrían participado “medios mafiosos”, entre los que citó a Los Tiempos. Comprenderán nuestros lectores, hombres y mujeres, que no se trata de una amenaza menor, pero deben estar seguros de que en Los Tiempos seguiremos informando como lo hacemos desde que el periódico fue creado, es decir, en forma responsable y buscando la verdad.
Estas reacciones muestran que las corrientes autoritarias que han recuperado fuerza dentro del MAS y el Gobierno no reconocen que la ciudadanía quiere transparencia en la gestión gubernamental, lucha real contra la corrupción y respeto al sistema democrático. Es decir, pareciera que están convencidas de que el éxito de un proyecto político y de sus operadores, no está condicionado a la voluntad ciudadana libremente expresada, sino a lo que ellas mismas creen que es esa voluntad.
Por lo demás, desde este espacio seguiremos esforzándonos para ofrecer a nuestros lectores una información profesionalmente seleccionada, elaborada y difundida, y una opinión plural, como establece nuestra plena identidad democrática.
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