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jueves, 9 de junio de 2016

"el miedo no le calza" Erika cuando se refierea Colectivo Fuerza Ciudadana que salió en defensa del principio de ética y moral que el Vice pretende responder acudiendo a subterfugios y sofismas. ahora se van con todo para desconocer el 21F en que Evo perdió la contienda "segundo tiempo" como en el futbol le llama a una nueva consulta sobre lo mismo, con los mismos actores y posiblemente con iguales resultados.

Desde su olimpo imaginario, Álvaro García Linera declaró la superioridad del proceso político que lidera a tiempo de anticipar una nueva e “implacable” batalla frente a la ofensiva opositora carente de talla ‘ética moral’. ¿Sorpresa? Ninguna. Paradójicamente, en la Bolivia plurinacional constitucionalmente pacifista ganaron los halcones, aquellos de la línea dura y que repiten acríticamente su receta como respuesta al miedo provocado por la derrota de febrero de 2016. Después de 10 años, la fórmula guerrera parece estar fallando. Al priorizar la instrumentación política del miedo y de sus dogmas, intentan ocultar las tensiones internas que atraviesan al poder hegemónico. 

Frente al agotamiento de su agenda política, se han visto obligados a intensificar una estrategia que justifique lo política y éticamente cuestionable: desconocer los resultados del referéndum constitucional y urdir una segunda consulta proreelección bajo el formato de una petición ciudadana. En este empeño, desnudan una debilidad que comienza a minar su arraigo como fuerza hegemónica nacional. Y es que las organizaciones impulsoras de la recolección de firmas ya no gozan de buena reputación. El caso de corrupción del Fondo Indígena no es el único factor del desgaste. El ‘llunkerío’ (adulación) reverencial y religioso al líder es proporcional a los hechos que han desnudado las debilidades de su condición humana. 

El presidente no termina de entender que su proyecto, liderado por cocaleros, bartolinas, campesinos y burocracias sindicales cooptadas, poco o nada cuaja en el sentimiento de juventudes diversas, ni con una sociedad plural urbana que se repolitiza en el buen sentido. La cadena de eventos probados que mutilan derechos y libertades, acrecentada las últimas semanas, abonó el camino para la maduración de una ciudadanía que sale del letargo producido por el tiempo de bonanza y los espejismos reales e imaginarios. No tengo certeza de las formas ni de los perfiles políticos en los que decantará la bronca y el hartazgo que provoca tanta arbitrariedad e ineficiencia. 

Se han producido cambios en la sociedad boliviana que escapan a la capacidad de construir ‘relatos oficiales’ creíbles por parte de halcones del proceso. No bastará invitar como antes a caras conocidas de clases medias y citadinas. Esa posibilidad se agota, en la medida en que se despinta el maquillaje democrático de quienes activaran todos sus dispositivos a fin de garantizar su permanencia en el poder. Ello provoca coraje para salir a la calle, como ya lo hizo el Colectivo Fuerza Ciudadana, al que el miedo y los argumentos ético-morales y desestabilizadores no le calza

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