Vistas de página en total

sábado, 12 de noviembre de 2011

doble crimen se les quiere desposéer y privar de toda actividad productiva, todo porque no obedecen al MAS que quiere expandir sus sembradíos de coca al TIPNIS. Centa Rek lanza su voz de alerta


Como si no hubiera sido suficiente el conflicto que vivimos los bolivianos con la marcha del Tipnis y sin dejar que el cadáver se termine de enfriar el presidente Evo Morales no da por cerrado el tema y vuelve a liderar una nueva arremetida tratando de afirmar la corriente de que la carretera pase por la reserva indígena partiendo en dos el Parque Nacional Isiboro Secure.

Son innumerables las vocerías que en este momento trabajan intentando anular el acuerdo que se consolidó en una ley que fue firmada a regañadientes y que recibió resistencia del gobierno y sectores afines desde el momento en que fue aprobada.

En el escenario político podemos escuchar ahora un coro polifónico que no hacen otra cosa que pedir que se construya la carretera según su diseño inicial. Suena ya a un asunto bastante trasnochado pero no por ello menos preocupante. ¿Será que el gobierno no tiene algo más importante de que ocuparse que no sea de la construcción de esta carretera? ¿Por qué será que esta carretera se ha convertido en un tema de Estado?, nos preguntamos entre otras incógnitas que debemos comenzar a develar en esta verdadera cruzada que ha entablado el Ejecutivo bajo la consigna de rompamos y abramos las puertas de ingreso al Tipnis sí o sí.

En las últimas semanas, los voceros todos afines al gobierno comenzaron a mostrarse más decididos y paulatinamente van subiendo algunos tonos en esta supuesta reivindicación planteando que se debe modificar la ley corta, quitar la intangibilidad al Tipnis, construir la carretera sí o sí e incluso “desterrar” a los indígenas que participaron de la marcha y que dirigieron esta reivindicación. Sabemos que detrás de todo este movimiento que cuenta con total apoyo del gobierno están los cocaleros y una dirigenta cocalera que comandó en su momento la quema de la prefectura de Cochabamba donde fue asesinado impunemente el joven Christian Urresty.

Es notorio el interés en la construcción de la carretera al punto que el mismo presidente se trasladó hasta la localidad de San Ignacio de Moxos, aprovechando la celebración de la rebelión del indígena Pedro Ignacio Muiba, ocasión en la que en un acto que parecía expresamente preparado para apoyar este proyecto se planteó el tema como de interés central, un grupo de pobladores allí presentes planteó su apoyo a retomarlo y el Presidente instó a los presentes a que exijan a sus dirigentes y parlamentarios que se proceda a la construcción y se abrogue la Ley Corta.

Un acto muy lamentable, un golpe bajo a los habitantes de la zona, a los marchistas que lucharon por su visión, sus ideales y la preservación de su forma de vida. Nunca un presidente se debe permitir acciones de esta naturaleza porque resultan tremendamente incompatibles con la función de administrar poder y gobernar para todos.

Quedan pocos motivos para dudar que el gobierno quiere entregar el Tipnis a colonos y cocaleros, se puede observar la intencionalidad de desposeer a los indígenas de su territorio, “desterrarlos” como ya han dicho claramente los dirigentes cocaleros que se amotinan y amenazan y exigen que el Tipnis deje de ser una parque nacional y reserva indígena.

Vale aclarar que los indígenas nunca se negaron a la construcción de dicha vía caminera, tan sólo plantearon que esta contornee el parque y que se cumpla con la constitución y con las leyes que hablan de un estado plurinacional y de preservación de reservas y habitad de territorios indígenas.
Ingresar al Tipnis parece ser la consigna, ingresar a tomar las tierras y para este fin ningún acuerdo, ninguna constitución, ninguna ley parece ser suficiente.

Ante esta actitud de hostigamiento y violencia permanente debemos tener en cuenta que se está cometiendo un intento de genocidio, pues pende una amenaza contundente a la sobrevivencia de las etnias que cohabitan en este territorio, que según las investigaciones del antropólogo Roy Querejazu son los yuracarés, chimanes, mojeños y también los yuquis.

Se va tendiendo un cerco a los indígenas y esto se hace notorio cuando aprovechando la condición de intangibilidad del Tipnis el gobierno paraliza toda actividad turística y maderera en vez de apoyar una regulación que exija un equilibrio medioambiental y garantice la sobrevivencia de las tribus cohabitantes. Esto también entra en la categoría de intento de genocidio.

Doble crimen el de tratar de destruir o desposeer a los indígenas de su habitad pasando por alto el hecho de que son tribus ancestrales y minoritarias y todo porque sin Tipnis no se concibe la expansión del paraíso cocalero.

*Senadora por Santa Cruz-Bolivia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario