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jueves, 27 de septiembre de 2012

Juan León Cornejo valiente no calla que sintió verguenza al oírle decir a Evo MAS mentiras sobre Chaparina ante la audiencia mundial de CNN. se concluye que "como no hubo muertos no tiene importancia" y en lugar de asumir vuelve contra los medios de Bolivia. causa el hecho estupor y rabia

Evo Morales nos averguenza a todos


Cientos de mujeres, niños y ancianos agredidos en Chaparina
Evo continúa con "sus mentiras" ahora a nivel global


Como boliviano, sentí vergüenza ajena al ver y escuchar las explicaciones del  Presidente de mi país en el exterior sobre la intervención policial de hace un año contra la marcha indígena del TIPNIS en Chaparina, cuya violencia él mismo calificó entonces "imperdonable".

 Hace un año, la Policía utilizó personal, vehículos, aviones, garrotes, gases, cinta adhesiva, cuerdas y otros recursos pagados por el Estado para golpear, aprehender y someter a un grupo de hombres, mujeres y niños ciudadanos que reclamaban respeto a sus derechos constitucionales y sus libertades de expresión, de protesta y de opinión. El Estado, con todo su poder e impunidad, cargó contra indígenas que expresaban su desacuerdo con la decisión de un Presidente que se dice indígena y de un Gobierno que pregonaba defensa de la madre tierra, el medio ambiente y la naturaleza de construir un camino por su territorio legal.

Vergüenza ajena porque hubiera sido más digno, y valiente por supuesto, escucharlo reconocer su responsabilidad como Jefe de ese Estado, en lugar de escucharlo justificarse afirmando que "no sabía el ministro de Gobierno, no sabía el Vicepresidente, menos sabía yo. Nos ha sorprendido". Aunque no se considere culpable. Como periodista, sentí estupor ante el inútil afán de restarle importancia. Atribuir la magnitud del atropello a una pretendida exageración de la prensa pareció más bien un incomprensible empeño en cubrir con un velo la identidad de los culpables. El Presidente dijo: "los medios son buenos para tergiversar. Dijeron que hay 15 muertos y 20 muertos. No hay ningún muerto" y se preguntó a su vez "¿qué clase de medios de comunicación tenemos en Bolivia?, ¿por qué no se investiga?, ¿qué se hace con estos periodistas que han dicho que ha habido muertos?".  No me siento ofendido ni aludido, por sus preguntas. Pero bueno es recordar que quienes planearon esa intervención llevaron a la prensa a otra parte, para que no haya testigos. Sólo dos periodistas quedaron en el lugar, por suerte para la verdad. Estupor también porque un año después todo sigue en tinieblas. El Vicepresidente dijo entonces "nosotros ya sabemos lo que ha sucedido. Nosotros ya tenemos (el nombre del quien dio la orden), internamente hemos hecho una serie de averiguaciones". Más honesto y digno hubiera sido responder a la misma pregunta que él hizo:  "¿por qué no se investiga?".  Esa era, en el fondo, la pregunta de la CNN que le dio pie para volver a cargar contra los medios de su país. Como espectador, un sentimiento de pena al escuchar a la entrevistadora preguntar con sonrisa inocente (¿irónica, tal vez?) y ya en el cierre de la entrevista a un Presidente sobre un partido de fútbol como hecho saliente de su presencia en el foro mundial más importante.

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