Previus: exiliado en Buenos Aires, aceptado por el ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados" me tocó vivir, varios meses de los escasos medios que el organismo destinaba a los refugiados en situación de espera, como era mi caso. Es decir, mientras ACNUR tramitaba ante el Reino de Suecia mi solicitud de refugio político. El trámite en realidad fué veloz, tan sólo a los 9 dias de presentado el pedido, fuí convocado por la Embajada de Suecia en Buenos Aires "su solicitud ha sido aceptada. su esposa, hijos y usted gozan a partir de ahora del asilo en Suecia", todos los c.c. que esperaban tal resultado se quedamos sorprendidos de la celeridad del ACNUR. esto ocurrió entre abril y mayo del 1982, aunque sólo en agosto, pude salir de Buenos Aires y reunirme con mis seres queridos en el mismo avión de Lufhansa que nos transportó primero a Frankfurt y luego a Växjo en el Sur de Suecia.
aquellos meses en Argentina fueron muy duros. me fue imposible obtener trabajo, por carencia de una "residencia aceptable" las entrevistas resultaron en fracaso, porque por aquellos dias del 1981, ningún empleador deseaba correr el riesgo de tener empleado a "un refugiado". ACNUR disponía de 9 dólares por dia, para cada refugiado. Los funcionarios nos entregaban el dinero por medio de una oficina de Caritas en Miraflores, en moneda argentina, al cambio oficial, si al menos nos hubiesen permitido cambiar en la bolsa negra, habría sido realmente diferente. esos 9 dólares en pesos argentinos daban para un desayuno y la mitad de una habitación de un hotelucho. De modo que tomar desayuno o almorzar, una comida por día, nada más. Y claro, te comprendo Roger, el hambre se dejaba sentir. A veces, muchas veces, panes y cocacola, por todo alimento. García Meza sin explicación alguna, me había condenado al suplicio, por pensar diferente, por resistirme, periodísticamente a bajar la cabeza sin protestar por el caudillaje.
El exsenador pandino Roger Pinto, refugiado en Brasilia desde 2013, confesó al periódico “La Fohla Sao Paulo”, que, por periodos, vive algunas limitaciones económicas al extremo de que debe buscar los pasajes aéreos más baratos para poder visitar a su esposa e hijas en el Estado del Acre, se alimentó durante muchos días de pan y sardinas, y a veces prefiere no salir de su vivienda, porque no tiene dinero para la gasolina.
En conversación con las periodistas Flavia Foreque y Gabriela Guerreiro, Pinto comentó que vive en el departamento del senador Sergio Petecao del Partido Social Demócrata (PSD) y que dicho lugar está constantemente lleno de personas que entran y salen, porque al legislador le gusta convocar a sus amigos y electores. “Cuando entré a Brasil, no podía decidir adónde ir. Pero si me preguntaran adónde, si fuese de vacaciones, iría a Rìo, por trabajo a Sao Paulo, pero como soy político, quiero hacer política y decidí vivir en Brasilia”, comenta Pinto, quien huyó de Bolivia en un operativo terrestre decidido por los funcionarios de la embajada brasileña en La Paz, que lo tuvieron viviendo en sus oficinas durante 453 días.
“Vivo con una espada sobre mi cabeza. No sè si mañana voy a tener a un policía federal en mi puerta diciendo: Usted tiene que abandonar el país. Eso me crea una inseguridad que no me deja definir mi futuro”, comentó. Pinto asegura haber leído 150 libros mientras estuvo recluido en el edificio de la avenida Arce, donde funciona la embajada de Brasil en La Paz. Por ello, ahora, prefiere hacer ejercicios al aire libre en el parque central de Brasilia. “Al comienzo conseguía leer, pero después mi mente se fue atrofiando, ya no consigo concentrarme”, afirma, comparando su situación actual con la precedente en Bolivia.
Pinto es evangélico y cuenta con el respaldo de la comunidad religiosa en el vecino país. Asiste a la iglesia “Sana Nuestra Tierra”, donde el pastor y ex parlamentario Robson Cordovahlo, le ha aportado su solidaridad.
“Hay días en que no salgo, porque no tengo dinero para gasolina. Tengo muchos días en que comía pan y sardinas, pero estoy feliz aquì”, recuerda.
Consultado sobre su situación legal, Pinto dice: “Parece que Brasil tiene la intención de no molestar a Evo Morales aunque para eso tenga que violar los derechos de otras personas”.
Cuando Pinto llegó a Brasil, generó serios trastornos dentro del Estado brasileño. El gobierno sancionó a los funcionarios que lo ayudaron a salir de La Paz y ordenó la destitución del canciller de entonces, Antonio Patriota. “¿Quién soy yo para que por mi causa se destituya al canciller de Brasil?”, reaccionó apenado.
Consultado sobre si se arrepiente o no de haberse involucrado en la política, Pinto responde: “Lo haría de nuevo.. fue mi opción de vida ¿Qué puedo reclamar? Dios me dio buena salud, tengo una famiia de primera, aunque estoy triste por haber hecho sufrir a mi familia. En torno a las sanciones que recayeron sobre quienes lo cooperaron, entre ellos el diplomático Eduardo Saboia. El exsenador opositor comentó “En cualquier parte del mundo, salvar una vida es un acto humanitario reconocido por toda la sociedad. Aquí él fue vilipendiado”
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