Pocas veces he sentido como en estos días la sensación de vivir en un país cercado. Hemos llevado a los niveles históricos más bajos las relaciones con Brasil; con Chile nuestros contactos no son mejores; las que tenemos con Perú son cuando menos grises y carecen de brillo; con Paraguay hemos sucumbido arrollados por el tren que comandó Venezuela para apartar a ese país de Mercosur y abrir el campo para la incorporación de Venezuela, un paso que puede parecer al que dio Neville Chamberlain al ceder ante el Furher pero sin evitar la segunda guerra mundial. En la Guerra Fría Sudamericana Bolivia está en el eje de países que no goza de simpatías en el mundo democrático. Algunos son directamente rechazados, otros son tolerados porque exportan productos importantes para el otro campo; hay una tercera categoría que tomó partido con estridencia pero sin saber siquiera dónde se metía. El que siembra vientos (o ayuda a hacerlo), cosecha tempestades, dice un antiguo adagio.
Viendo en perspectiva no es difícil percibir que no estamos en el campo vencedor. Apostaría triple contra sencillo que no pasarán muchos días antes de que la cancillería boliviana entregue salvoconducto al senador pandino Roger Pinto. El gobierno habrá perdido una batalla inútil y tendrá que pagar reparaciones. Es posible que las autoridades bolivianas estén buscando una salida que le permita salvar la cara y disimular la derrota, quizá con alguna concesión comercial de Brasil. La hipótesis luce, sin embargo, improbable. Los agravios a Brasil han ido más allá de los que el más holgado sentido común soportaría. Las “reparaciones” pueden incluir una gélida relación con nuestro vecino gigante capaz de extenderse por mucho tiempo.
La temperatura del “affaire Pinto” subió este lunes algunos grados cuando el legislador pandino le planteó al presidente Morales hablar claro al país y comenzar reconociendo que la seguidilla de juicios que se la abierto obedecen a sus denuncias sobre la corrupción que asegura que ha impregnado al régimen y lo avergüenzan, además de “oscuros y tenebrosos vínculos que unen a funcionarios” del gobierno con “mafias y cárteles del narcotráfico”. La carta corría profusamente por la internet desde la noche del lunes. La carta fue leída por un legislador colega de Pinto, Luis Pedraza.
En el campo opositor, las perspectivas tampoco lucen brillantes. Aparte de la concentración de apoyo al gobernador Costas, no avanzan las iniciativas a favor de una fórmula unitaria “a la venezolana” rumbo a las elecciones de 2014. Una prueba podría ser la elección para gobernador en el Beni, en sustitución del renunciante Ernesto Suarez Sattori. Estas elecciones, sin embargo, todavía no tienen fecha.
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