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lunes, 16 de julio de 2012

Juan León Cornejo asume por la burla e ironía, en lugar de aceptar serio, "la profecía de Choque" sobre la cocacola y la macha ("machakuna" nos emborrachemos del quéchua)

Cierto, un ajicito de papalisa cae mejor con mocochinchi que con Coca Cola. Lo malo es que el refresquito de  mocochinchi no cuaja bien con ron y entonces, a los que nos gusta, ya no tendremos más Cuba Libre, desde el 21 de diciembre, como anunció el Gran Canciller.  Y no sólo es cuestión de tragos. Los plomeros también estarán en problemas. El jefazo dijo ¿nové?, que la Coca Cola sirve para destapar cañerías…

Pero según nuestro Gran Canciller, que de esas cosas parece nomás que sabe, más serán las ventajas cuando se acaben los tiempos de la Coca Cola. Porque dice que ese día se acabarán los tiempos del egoísmo, del individualismo, de la división. Será, ha dicho, el fin de la ”macha” (¿será por eso que se les dice ‘machaditos’ a los borrachitos?) y del capitalismo. Y comenzará el tiempo de la Pacha, que dice que todo será al revés de ahora. Dice que será el comienzo del amor, del comunitarismo.

Buena cosa, ¿nové?. Cuando comiencen los tiempos del Pacha ese, todo será amor, buena voluntad, respeto a la madre tierra y al medio ambiente porque si no el sol capaz que se calienta y nos achicharra, como dicen los mayas. Y entonces los muchachos del Tipnis podrán volver nomás, tranquilitos, porque nadie les echará gases ni chorros de agua. No habrá división y los recibirán con amor. Y como no habrá egoísmo ni individualismo, empezarán a trabajar las fábricas de papel, se terminará de construir los caminos, los chinos entregarán las barcazas y habrá nomás plantas de separación de líquidos. Y en el censo ya no será necesario decir de qué raza o nación es, porque todos seremos hijos del Pacha. Capaz que con el fin del individualismo, del egoísmo y del odio hasta nos respetamos los unos y los otros aunque no pensemos lo mismo…

Pero claro, si fuera cierto, sería como que aburrido, ¿nové?, porque no tendríamos a quién echarle la culpa de nuestras macanas. No sabríamos qué hacer con la “estrategia envolvente”. Y además, como pues vamos a andar en amoríos con los neoliberales, las ONG’s y los imperialistas. Además, la verdad, verdad, mucho no creo en esas cosas que dice el Gran Canciller desde que por comer mucha papalisa, lo único que conseguí fue una colitis tan grande como motín de policías.

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