Después de años de gestación llegó el parto de los montes. Ha nacido con honores, pero prematura, la nueva escuela antiimperialista de las Fuerzas Armadas. De ahí saldrán diplomados de enemigos del imperio nuestros golpistas frustrados y alguno de los políticos de los próximos años. Como tantos títulos nacionales, prometen ser diplomas vacíos.
El antiimperialismo no es una estrategia militar ni una técnica administrativa de una élite gobernante. Es una manera de ser de todo un pueblo. Una manera de concebir la libertad. Es rebeldía generalizada. Es insumisión compartida. Es el coraje ingobernable del pueblo que no puede ser propiedad de ningún otro pueblo. Como la solidaridad, como la honradez, se lleva dentro o no se lleva. Como los valores éticos, el antiimperialismo no se aprende. O la vida te los ha contagiado, o no los tienes. El antiimperialismo no lo dan ni lecciones ni discursos. La capacidad y la decisión de un pueblo de conducirse por sí mismo no se enseñan. Es consecuencia de haber desarrollado la inteligencia, la personalidad y el orgullo de todo el pueblo.
Si en todas las escuelas del país enseñamos a nuestros niños a repetir como loros, estamos haciendo un país de sumisos. Si en nuestras escuelas no enseñamos a pensar, a discutir, si enseñamos a callar ante el absurdo, estamos formando un país de esclavos. Si nuestros pequeños y nuestros jóvenes no aprenden a investigar y a ser críticos, continuaremos aceptando callados las órdenes de cualquier impostor de dentro o de fuera. Un pueblo que no domina la ciencia ni la naturaleza, que no sabe producir ni administrar, que no es capaz de plantear sus sueños ni contar sus dolores, es un pueblo preparado únicamente para servir y obedecer.
Por eso, la escuela que acaban de inventarse no sirve para nada. No cambiará nada. No va por ahí el futuro de nuestra gente ni el de nuestra patria. Es otro elefante imaginario. O cambian nuestras escuelas, rediseñan nuestros colegios y transforman nuestras universidades, o seguiremos siendo de por vida carne de cañón para los más estúpidos imperialismos, porque seremos siempre dependientes.
Gastan lo que tenemos en mantener, armar y mimar a un ejército incapaz de defendernos de nadie. Los recursos que quedan alcanzan apenas para escuelas que dan lástima, que castran y humillan. En lugar de comprender el problema, en lugar de atacarlo, se sacan de la manga una escuelita antiimperialista para los que ya están duros para cambiar. Tranquilizan su conciencia y no avanzamos
conversaciones, tertulias, confidencias trascendentes del pasado, de la actualidad y del futuro
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jueves, 25 de agosto de 2016
Alvaro Puente siendo de izquierda es sincero y escribe su pensamiento rechazando la Escuelita antiimperialista para los que están ya duros para cambiar. tranquilizan su conciencia, termina mostrando que con esta creación de Evo no avanzamos porque lo del antiimperialismo tiene que ser una actitud colectiva y se con valores como la solidaridad, la honradez, valores éticos. su texto es noble y pedagógico
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