Los anuncios sobre un buen entendimiento entre los nuevos gobernadores de Cochabamba y Beni, ambos del MAS, genera esperanzas en que podría abrirse un camino para solucionar los problemas comunes que existen y que han provocado no pocas fricciones.
El más importante, sin duda, es la falta de definición de los límites geográficos entre ambos departamentos. Si bien las divergencias al respecto no n pasado del debate, lo cierto es que se trata de un tema que impide entablar una relación fluida. Como es obvio, ambas partes creen tener la razón y tratan de que se acepte su propuesta, posición que, cerrada al debate, ha generado un diálogo de sordos. Pero, si hay buena voluntad y, sobre todo, predisposición a hacer valer la razón y la documentación histórica y cultural, se podría arribar a acuerdos.
En este sentido, la relación política y personal entre los nuevos gobernadores podría ayudar a cumplir esta tarea y, de esa manera, eliminar un potencial conflicto provocado tanto por los rudimentarios instrumentos de localización geográfica existentes cuando se creo el Departamento del Beni, como por las legítimas ambiciones de desarrollo de ambas regiones.
Parte del acicate para recorrer ese camino debe ser la complementariedad de recursos que existe entre Cochabamba y Beni, que aprovechados en forma conjunta generaría comunes beneficios, así como la natural afinidad que existe entre sus habitantes.
En este sentido, se debe insistir en que se proceda a revisar y definir los límites entre ambos departamentos, trabajando, en forma paralela, en programas conjuntos que sirvan para crear mejores condiciones de vida a sus poblaciones y consoliden una relación de solidaridad creciente.udimos
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