Como por arte de magia, cobró vida el insulso proceso judicial que le había iniciado el viceministerio de Descolonización a la diputada Norma Piérola, acusada de negarse a darle la mano al presidente. Aquella vez se desechó la idea de meterle juicio porque rayaba en lo absurdo y surrealista y hasta el propio primer mandatario se inclinó por desistir. Todo indica que la emergencia electoral es muy grande en este momento y la orden indica sumar todas las voces a favor y, por supuesto, acallar cualquier indicio de resistencia a al “reeleccionismo”.
Una reciente encuesta reveló que la opinión de los bolivianos está muy polarizada y será difícil romper la barrera del NO a la reforma constitucional, hecho que sería catastrófico para las aspiraciones del oficialismo. Y para quebrarlo, no hay mejor fórmula que la radicalización del discurso, la articulación de un plan de “ajuste de clavijas a los opositores” y, por supuesto, la puesta en marcha de una campaña dirigida a disimular las graves amenazas que se yerguen sobre el país, especialmente en el plano económico.
El gobierno acaba de lanzar un nuevo bono a favor de las madres embarazadas y no se descarta la creación de otras ventajas, además de la confirmación del doble aguinaldo. La consigna es que no hay crisis, que no nos afecta y que debemos ignorar todas las advertencias, tanto internas como externas.
El tema marítimo viene de complemento y pese a que el sentido común, la estrategia y los grandes intereses que hay en juego recomiendan mantener la cordura, bajar la guardia y reducir el triunfalismo reinante, la angurria electoral luce más urgente y la tendencia es hacer todas las olas posibles, lo que nos podría llevar a borrar con el codo lo que hemos escrito con la mano.
En el plano del amedrentamiento y la subida de tono en el discurso, se están aplicando todas las artes de la persecución, de la judicialización, la descalificación y el amedrentamiento a los adversarios, como ocurre con el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, a quien quieren obligar a decir SÍ. En este contexto, los potosinos deberían prepararse para una nueva arremetida gubernamental, ahora que han oficializado que van a encabezar la campaña por el NO. El discurso anticruceño y antiautonomista que ha revivido y lo que hacen con el general Gary Prado en el caso Rózsa también forma parte de ese esquema.
Nadie que haya seguido los pasos del régimen gobernante en estos años, tendría por qué alarmarse con lo que está sucediendo. Todo esto fue parte de su estrategia para hacerse con la totalidad del poder en el país, algo que ha tenido muchos costos económicos, institucionales y por supuesto, en la degradación de la política nacional. Una vez conseguidos sus objetivos, algo que ocurrió a partir de 2010, se esperaba del régimen un proceso de pacificación, de consolidación y de construcción de un horizonte más positivo y productivo. Pero es obvio que las cosas le han fallado: el MAS no tiene la misma credibilidad de antes, pierde legitimidad, no ha sido capaz de renovar sus cuadros dirigenciales y hoy está urgido de repetir sus hazañas electorales en un contexto económico totalmente adverso. Es posible que logre sus objetivos en las urnas, pero el saldo que dejará después de todo este nuevo periodo de mano dura será muy difícil de pagar.
El MAS no tiene la misma credibilidad de antes, pierde legitimidad, no ha sido capaz de renovar sus cuadros dirigenciales y hoy está urgido de repetir sus hazañas electorales en un contexto económico totalmente adverso. Es posible que logre sus objetivos en las urnas, pero el saldo que dejará después de todo este nuevo periodo de mano dura será muy difícil de pagar.
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