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viernes, 18 de marzo de 2016

Erika Maria Brockmann explica el término "Tráfico de Influencias" el delito que Carlos Valverde tipificó en Evo Morales, que siguiendo "las sugerencias" de Zapata (con quién tuvo un hijo) para realizar grandes negociados en contratos con el Estado. buen trabajo apreciada Erika.

Según el tribuno español Manuel-Jesús Dolz , el tráfico de influencias (TI) es uno “de los delitos mejor concebidos para atajar la corrupción política, por su naturaleza ataca directamente el ‘caldo de cultivo’ de la corrupción, pudiendo considerarse un delito ‘madre’ de los delitos de corrupción. Por esa misma razón no extraña la resistencia a aplicarla y la escasa jurisprudencia acumulada de este delito en la jurisprudencia española. 

Recupero estas consideraciones sobre el delito de TI por su pertinencia. No solo porque el presidente Evo Morales dijo desconocer el concepto, sino porque todos parecen eludir su referencia a la hora de investigar el bullado caso Zapata-Morales-CAMC. 

Serán dos semanas desde que Gabriela Zapata, ex pareja sentimental de su excelencia, y Cristina Choque, exconstituyente del MAS y por años jefe de la Unidad de Gestión Social del Ministerio de la Presidencia, están detenidas preventivamente. Ahora bien, ¿están todos los que tienen que estar detrás de las rejas ‘preventivas’? Es poco convincente que dos mujeres treintañeras, por ‘astutas’ que sean, constituyan el eslabón primordial que terminó engatusando y abusando de la buena ‘fe’ de los jerarcas del Estado Plurinacional. 

No es casual que, dada la gravedad de la denuncia y los indicios presentados, el caso se investigue en distintos niveles y se haya conformado una comisión legislativa multipartidaria para aclarar la ‘verdad histórica’ de lo acontecido. Sin embargo, la investigación parece desviar su atención hacia aspectos colaterales, no menos importantes, como el cumplimiento de los contratos y el logro de resultados de los proyectos, que podrían calzar en otros tipos de delitos de corrupción. ¿Por qué no indagar, primero, los procedimientos y criterios aplicados antes de y durante la contratación y, a partir de ello, reconstruir y analizar la cadena de decisiones, acciones y relaciones entabladas en esas circunstancias por los distintos actores institucionales y empresariales comprometidos en esas millonarias adjudicaciones? 

Esta historia pareciera tejerse en dos dimensiones narrativas. Por un lado, la ‘historia oficial’, que diluye el tratamiento del supuesto TI y anticipa argumentos que subestiman la inteligencia de una ciudadanía desconfiada con el poder. Y, por el otro, aquella ‘historia oculta’, que florece ante la falta de transparencia, la crisis y el desprestigio de la justicia, a la sombra de “verdades que son secreto a voces”, atizadas por la especulación, el morbo, el machismo y la confrontación política. De pronto, la “verdad oficial es la realidad aparente”, no necesariamente concordante con las percepciones y “verdades legitimadas en el imaginario de la gente”

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