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sábado, 22 de enero de 2011

cinco años de desgobierno en que se hizo todo lo posible para destruir la República y crear un Estado que no acaba de nacer (El Deber, SC)

El año que transcurrió entre el 22 de enero de 2010 y el 22 de enero de 2011 fue el primero del segundo periodo de gobierno de Evo Morales, pero el Presidente decidió que sea el primer año del primer gobierno del Estado Plurinacional.
Lo dijo cuando admitió que su partido “hizo trampa” a la oposición en el Parlamento para que él no termine su primer mandato hasta el último día, a fin de poder alegar que puede ser reelecto en 2014.
Por el momento, en lo que va de su “primer mandato”, las cosas se han complicado mucho y si no las mejora en los próximos tres años que tiene, le resultará difícil lograr la reelección. Al menos eso es lo que muestran las encuestas de estos días.
Hace un año, el presidente Morales reemplazó a algunos de sus ministros, en un remezón interpretado como un cambio profundo en el equilibrio interno. Ahora, el jefe de Estado habría decidido reponer a algunas figuras desplazadas en enero pasado, pero el escándalo del video sobre el soborno al terrorista Ignacio Villa Vargas habría venido a frustrar ese plan.
Aparte de ese detalle, este aniversario encuentra al Gobierno en medio de una grave crisis económica que empeoró desde enero del año pasado a tal punto que la inflación parece descontrolable y el Tesoro General de la Nación enfrenta un desequilibrio peligroso entre egresos e ingresos.
En el sector de los hidrocarburos, el año transcurrido permitió observar un cambio muy grande en la actitud del Gobierno hacia las petroleras. El mayor cambio fue la decisión de quitar a los pueblos originarios el derecho que les da la Constitución de objetar la ejecución de proyectos económicos que puedan afectar al medio ambiente. En una reunión realizada en Quito, los gobernantes del ALBA proclamaron que no piensan pedir permiso a los indígenas para gobernar.
Además, el Gobierno masista abrió nuevas áreas para las petroleras y les hizo pagos por impuestos excesivos. Pero el gesto que mejor reflejó el cambio de actitud gubernamental hacia las petroleras fue el discurso del presidente Morales cuando justificaba el llamado gasolinazo: dijo que las empresas necesitan recibir precios que les permita recuperar sus inversiones. Esta declaración provocó gran decepción entre los revolucionarios más radicales de su gobierno.
En junio del año pasado, YPFB anunciaba que debido al incremento de la demanda de gas natural de parte de Brasil y Argentina, lo que permite una mayor extracción de líquidos, era posible que el país deje de importar gasolina. Ahora, debido a la caída en el contenido de líquidos en la extracción, la perspectiva es que el país deba importar toda la gasolina que consume.
En el sector minero hay incertidumbre por errores cometidos por el Gobierno, como la eliminación del sistema de concesiones y la falta de un sistema sustitutivo.
La agricultura está dañada por las amenazas constantes y todo el sector productivo está en crisis.
Hace un año, el presidente Morales había dicho que su Gobierno se había dedicado durante cuatro años a la política y que había llegado el momento de la economía. Los hechos muestran que no cumplió.

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