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sábado, 15 de enero de 2011

sellaron su fin García y Gómez con la sangre derramada aquel 15 de enero de 1981. Selló su destino Evo al ordenar la masacre del 16 de abril de 2009.

Resulta que el 15 de enero de 1981 cuando García Meza y su brazo derecho Arze Gómez ejecutaron el asesinato de ocho dirigentes del MIR (Moviento de Izquierda Revolucionaria) cuando celebraban una reunión en un domicilio privado de Sopocachi, cuando todavía el olor a sangre se esparcía por doquier y los cuerpos estaban siendo retirados, se abrieron sendas disputas y discusiones entre los militares unos a favor de Meza y Arze "el país necesita mano dura para acabar con los comunistas que quieren destruir Bolivia" y otros en contra "ningún crimen justifica la masacre" y entre ellos estaban el General Suárez padre de uno de los asesinados, los camaradas de Reyes que era muy apreciado entre los Policías, dirigentes obreros como Camargo y estudiantiles cuya muerte violenta y torpe nada aceptó.

Aquel 15 de enero García Meza y Arze Gómez sellaron su destino. Marcó el fin de su efímero reinado y el comienzo de un nuevo amanecer para la democracia. Si llegaron al poder mediante un cruento golpe de estado el 17 de julio de 1980 masacraron obreros en las minas que se resistían a volver al trabajo despues de la huelga general decretada por la COB el día mismo del golpe, baño de sangre que empezó con los asesinatos en plena sede de la COB, cuando Marcelo Quiroga Santa Cruz y dos miembros más del Comité por la Democracia que asistían a una urgente reunión convocada por Lechín.

Convengamos que aquel 15 de enero, esto es 6 meses después de haber tomado el poder a la fuerza, cometida la masacre, el general quizo a toda costa deshacerse del segundo, lo mandó de comandante al Colegio Militar donde apenas estuvo unas semanas, porque los caballeros cadetes y sus padres, muchos de ellos también militares poco menos que lo echaron del recinto y quedó flotando en el aire, en cuanto a García Meza, tres meses después de la masacre de la Harrington o sea en Mayo 1981 Emilio Lanza comandante de los paracaidistas del CITE, Cochabamba, en una gran reunión de oficiales le planteó simple y llanamente "qué quiere usted Lanza", le había preguntado el dictador y la respuesta fue corta y contundente "que se vaya, carajo". Todavía resistió unas semanas en las que apresó a "los revoltosos y los expulsó a Ecuador" de allí pasarían a Buenos Aires donde pude encontrarles y mantener largas charlas durante tres días, no menos con Emilio amigo personal desde cuando Barrientos lo llamó a mi casa el día de mi matrimonio con Jenny Dabura, puesto que apadrinó la boda el 26 de junio de 1966.

Nueva rebelión de militares Natusch y Añez y Cayoja le obligó a devolver a los oficiales a sus unidades incluyendo Emilio Lanza y dejar el mando con una maniobra a su ministro del Interior Gral. Torrelio casi iletrado e incapaz que apenas duró unos meses manteniéndose con el mismo equipo de paramilitares y militares a quienes poco menos se les imponían los cargos de ministros y responsables del Gobierno hasta que no pudo más, nuevas presiones obligaron a Torrelio a dejar la presidencia en manos del General Vildozo que dispuso apenas de algunas pocas semanas para entregar el poder al legítimo ganador de las últimas elecciones generales que no fue otro que el Dr. Hernán Siles Suazo.

Pinochet selló su destino con la caravana de la muerte, que ejecutó por la vía sumaria a varias decenas de dirigentes obreros y estudiantiles y a algunos activistas sin otro currículum que haber caído en las celdas policiales los días posteriores al 11 de septiembre de 1973. García Meza selló el suyo el 15 de enero de 1981, y Evo Morales decretó su propia caída el 16 de abril de 2009 al ordenar personalmente la masacre de tres ciudadanos uno boliviano y dos extranjeros.

Y es que la sangre inocente persigue a los criminales. Ningún crimen puede justificarse en el mundo civilizado de hoy. Cuando en lugar de apoyarse en la Ley para castigar el delito, se acude a las armas, a la violencia al exceso de autoridad el resultado es la caída. Seres como Pinochet, García Meza, Morales Ayma no pueden dormir tranquilos porque la conciencia les estará remordiendo y recordando que llevan sobre sí la inmensa culpa de haber segado la vida y es que el mandato divino de "no matarás" está vigente, más que en unos códigos escritos en la conciencia acusadora.


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