Roberto Márquez
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Está claro que la actitud abusiva asumida por el gobierno en el caso Leopoldo Fernández, es la muestra del totalitarismo obsecuente del Estado Plurinacional, frente a la democracia y los derechos humanos, que habitamos en el territorio de la nación boliviana.
El totalitarismo que ya ejerce en la práctica del gobierno de Evo Morales y García Linera, es una réplica fascista del socialismo del siglo XXI. Veamos: el fascismo Es una ideología autoritaria que exalta la idea de nación o Estado; es un movimiento "totalitario" en la medida en que aspira a intervenir en la totalidad de los aspectos de la vida del individuo.
En realidad, el fascismo surge con vocación de ir más allá de las ideologías tradicionales. Se caracteriza por ser antidemocrática, (es también anticomunista) antiliberal; de oponerse a la democracia de partidos, a la razón, a la pluralidad y a la pluralidad de ideas. Exalta el sentimiento y promueve la unidad del Estado, ante todo (es totalitario). Promueve en lo económico un tipo de capitalismo Corporativista, (en Bolivia el capitalismo andino, de economía comunitaria), El fascismo lleva a cabo una "estatización" de la política: adopta uniformes y lenguaje militar y le da un gran valor a los símbolos (whiphalas y ponchos rojos) y a las grandes concentraciones. Se opone al concepto de razón y desprecia o quema libros para demostrarlo. El Fascismo es fuerza, violencia y no de pensamiento racional. Los intelectuales son despreciados.
Entonces, también está claro que el Estado Boliviano, es en los hechos un recipiente del abuso de poder o de abuso de autoridad, o del ejercicio abusivo de una función pública. En democracia y en derecho, el abuso de poder no es otra cosa que la figura delictiva que comete quien investido de poderes públicos realiza en su gestión actos contrarios a los deberes que le impone la ley, por lo que aflige la libertad de las personas, las intimida o de cualquier manera causa vejámenes, agravios morales o materiales. En sentido estricto, debe entenderse como "el delito doloso" que comete el que actuando en calidad de funcionario público, o en las más altas funciones del Estado, dictare resoluciones u órdenes contrarias a las leyes nacionales o internacionales.
Convengamos que sin estado de derecho no existe democracia. En primer lugar, solo un buen gobierno reside en el Estado de derecho. Pero, sin la protección del Estado de derecho, una democracia puede caer rápidamente de la regla de la mayoría circunstancial a la regla de la masa convertida en muchedumbre. (Léase a Gustave Le Bon) Hay suficientes ejemplos, incluso en el mundo actual, que nos advierten de que las sociedades que carecen de un Estado de derecho eventualmente vivirán bajo el Estado de la jungla, donde el poder tiene la razón y quienes tienen el poder y las armas establecen las reglas.
Cuando aquellos que detentan este poder y autoridad actúan con arrogancia y con absoluto desprecio del espíritu del derecho internacional o contra el sentimiento público, se crea un clima de ausencia generalizada de derecho que, a la larga, genera muchos más problemas que los que soluciona. Un buen sistema de gobierno implica tolerancia, y la amplitud de espíritu que nos permite aceptar y adoptar una diversidad de creencias. Así como la tolerancia y la democracia van de la mano, la tolerancia es esencial en un estado de derecho y democracia.
La Separación de poderes, es fundamental en democracia si queremos evitar el despotismo. Si ésta institución no existe, estamos en un Estado Plurinacional de TOTALITARISMO FRENTE A LA DEMOCRACIA.
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