El médico Alejandro Tintaya, quien junto a una enfermera estaba en el campamento de la marcha indígena en San Lorenzo en el momento de la represión policial, relató a través de la Red Erbol que los efectivos los emboscaron sorpresivamente cuando estaban atendiendo a niños enfermos de las madres que se encontraban en la movilización.
“Ayer, aproximadamente a las 16.00, estábamos cumpliendo nuestras funciones de médico y enfermera, atendiendo a todos los enfermos de los marchistas en San Lorenzo, luego no sé como sucedió, pero nos rodearon los policías, nos hicieron una emboscada, a pesar de que estábamos identificados como médico y enfermera igual nos atraparon, después yo logré hacer escapar a la enfermera, pero los policías a mi no me respetaron para nada, me toletearon, me pegaron, me revolcaron entre siete efectivos, luego fui amordazado y enmanillado”, dijo Tintaya, quien se encuentra internado en el Hospital de San Borja.
Indicó que cuando fue capturado estaba usando un distintivo de médico (camiseta), además les dijo a los violentos policías que es médico y se encontraba colaborando a los niños enfermos; sin embargo, los uniformados procedieron a buscar sus bolsillos y encontraron una cámara fotográfica y su celular, con los que posteriormente los golpearon indicando que él estaba grabando lo acontecido e informando por su teléfono móvil.
El médico acotó que una vez enmanillado y amordazado fue cargado por los uniformados a una camioneta, donde ya estaban amontonados varios de los marchistas indígenas como bultos uno encima de otro.
“Todos hemos sido cargados como si fuéramos carga de bultos, ahí nos taparon las cabezas y no sabíamos dónde nos llevaban, luego aparecimos en unas flotas, que ya estaban preparadas, con destino a Trinidad, eso pasó a las 17.00 aproximadamente”, sostuvo.
Señaló que los policías rasos no llevaban el respectivo identificativo en sus uniformes y que sólo los que comandaban el operativo lo tenían.
“Cuando ya estábamos en los buses, habían muchos marchistas heridos, con brazos quebrados, ahí como médico me volví a ofrecer a ayudar, porque estaban muchos adoloridos, pero nadie me hizo caso, en cada uno de los buses estaban resguardados con unos 10 efectivos”, afirmó.
Agregó que al interior de los buses todos los marchistas, incluido él, permanecían enmanillados, las mujeres separadas de sus hijos, quienes estaban en otra flota o algunos de los menores extraviados en el monte.
Señaló que entre las 23.00 y 24.00 del mismo 25 de septiembre, el doctor Mendoza, quien trabaja en Yucumo, logró interceder por su estado, llegando a suplicar casi de rodillas a un coronel de Policía, a quien conocía, para que lo liberaran.
“Pero al colega ese coronel le dijo que no se iban soltar ningún reo, a ningún preso, que nosotros éramos maleantes, sin embargo, a insistencia del doctor finalmente me sacaron de la flota todo enmanillado y golpeado”, puntualizó.
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