Ya dijo el deslenguado presidente de la Cámara de Diputados que la oposición debería irse “a llorar al río…”, a propósito de la desaparición de dos fuerzas políticas (MSM y PVB) luego de las elecciones y de algunos reclamos de fraude y parcialidades del Tribunal Supremo Electoral que alegaron otras fuerzas con toda razón. Pero las cosas ya están hechas, el oficialismo monta el potro, cabalga a placer, y los lamentos de los opositores se los llevará el viento.
Ahora hay que poner los ojos en las elecciones departamentales y municipales, que están a la vuelta de la esquina y que algunos políticos han calificado como el segundo tiempo de un partido de fútbol que se está jugando. Si existe ese segundo tiempo, tratarán de descontar los goles en contra y buscar una victoria. Pero ese triunfo, que sería reivindicador y que levantaría la basureada autoestima de cientos de miles de cruceños y de bolivianos, tiene algunos factores que son similares a los últimos comicios. El más importante, nuevamente, es el de la unidad.
Como ha sido traumática la extemporánea candidatura de Tuto Quiroga que no permitió una derrota más digna, evitando los dos tercios del oficialismo, esperemos que las candidaturas de la oposición al MAS no se conviertan en una danza de cuervos ávidos de poder. Es evidente que todos tienen derecho a ser candidatos, nadie lo duda, pero lo importante es que ese derecho se oriente hacia la formación de candidaturas sólidas, con posibilidades de ganar. Postular por el deseo de figuración, de un trampolín para el futuro, o de conseguir algún concejal o asambleísta para negociar, es ir camino a la derrota.
Hay que tratar de unir fuerzas en torno al más fuerte, al que tenga mayores posibilidades. Y eso se sabe en Santa Cruz como en el resto de Bolivia. Exactamente como se sabía que Doria Medina era el único candidato que podía quitarle suficientes curules a S.E. ¿Acaso alguien dudaba de que la fuerza opositora más fuerte era el frente liderado por Rubén Costas, cuyo candidato era Samuel? Nadie lo dudaba. Solo el tardío postulante del resucitado PDC, que obtuvo unos cuantos parlamentarios, pero que favoreció al MAS aunque no hubiera sido su intención.
Hay que reconocer después de la derrota electoral que las cosas han cambiado en Santa Cruz. En suma, los cruceños somos menos aquí. Ya no mandamos en el departamento. Y como dice un jocoso pero sabio y viejo proverbio: “Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos”
No hay comentarios:
Publicar un comentario