La sombra del narco no es novedad en Venezuela. Se venía extendiendo desde julio del año pasado, cuando se registró la captura en Aruba de Hugo Carvajal, general retirado venezolano y ex director de inteligencia militar (2004-2009).
Carvajal había sido designado como cónsul en Aruba y se conocía ampliamente su cercanía con el fallecido presidente Hugo Chávez. Internacionalmente Carvajal también era conocido. En 2007 trascendió información que lo relacionaba con las FARC, con el ELN y en operaciones de narcotráfico con el cartel del Norte del Valle. El general se vio involucrado en eventos contra la seguridad nacional de Colombia, además de formar parte de la Lista Clinton y ser requerido en extradición por Estados Unidos, que lo ha estado investigando desde 2002. A él y a otros altos funcionarios venezolanos relacionados con el “cartel de los Soles”. Desde mayo de 2013 Carvajal tiene una orden de captura expedida por una Corte de Florida.
Diosdado Cabello, que lidera el ala militar del chavismo y es el presidente de la Asamblea Nacional, exigió en ese momento la “liberación inmediata” de Carvajal y retó a presentar pruebas que demostrasen su culpabilidad. Para él se trató del “secuestro” a un funcionario venezolano. Para el presidente, Nicolás Maduro, fue una “emboscada” y precisó que Carvajal tenía el respaldo del Ejecutivo, que Venezuela no quería “problemas con nadie en el mundo”, pero que en caso de vulnerar la dignidad del país, respondería con la “fuerza suficiente”.
Unas veces victimista y otras amenazante, el Gobierno venezolano evitó la extradición de su hombre. Carvajal quedó en libertad y retornó a Venezuela donde fue recibido con honores.
La decisión de dejarlo en libertad dependía de Holanda, que recibió la felicitación del presidente Maduro por su valentía y determinación. Al parecer, más que valentía, se privilegió la relación económica y comercial. Algunos medios recordaron los importantes contratos adjudicados por la Armada de Venezuela a empresas holandesas.
La detención de Carvajal generó mucho ruido y no era para menos, las relaciones y vínculos mafiosos del general retirado tocan a la alta dirigencia venezolana. Ahora se entiende la férrea defensa a Carvajal meses atrás, como indicó el corresponsal de ABC en Washington, Emili J. Blaco, en la última semana: “Estados Unidos está cerrando el cerco en torno a altos cargos venezolanos implicados en el narcotráfico”.
El cartel de los Soles, cuyo nombre proviene del emblema que llevan los uniformes de los generales, emergió durante la gestión de Hugo Chávez como una organización paraestatal. El Ejército entró a disputar con la Guardia Nacional el control y tránsito de operaciones de narcotráfico. Carvajal, todo indica, sería uno de los miembros del cartel, subordinado a un líder, que es presuntamente, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
Así lo dio a conocer Leamsy Salazar, exjefe de Seguridad de Chávez durante casi 10 años y posteriormente, de Cabello hasta diciembre (2014). La noticia fue revelada en enero por Emili J. Blaco: “Salazar vio a Cabello dar órdenes para la salida de lanchas con droga y visitó lugares donde éste guarda montañas de billetes de dólares”. Ser testigo de esas acciones y de las órdenes dadas por el segundo hombre del chavismo, le permitieron afirmar a Salazar que “Cabello es el real capo de todo el cartel de los Soles”, indicó el corresponsal.
Las revelaciones hechas por Salazar vincularon a Cuba en el encubrimiento de las rutas, así como a los destacados chavistas, Tareck El Aissami y José David Cabello. El primero es gobernador del estado Aragua a quien se le relaciona con redes islámicas. El segundo, es el hermano de Diosdado y sería el responsable de las finanzas del cartel. José David es el ministro de Industria y superintendente del Seniat, la agencia tributaria y aduanera.
En cuanto a las operaciones de lavado de dinero, PDVSA fue la elegida. La petrolera estatal posibilitó además la utilización de sus aviones para transportar droga, PDVSA estuvo presidida por Rafael Ramírez entre 2004 y 2014, que fue nombrado en diciembre embajador ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Los vuelos fueron preparados por el hijo del presidente Chávez y el hijo del embajador de Cuba en Caracas hasta 2009. En ese año, WikiLeaks reveló que el Departamento de Estado de los Estados Unidos consideraba a Diosdado Cabello “uno de los principales polos de corrupción” en Venezuela.
Las revelaciones hechas por ABC en enero tomaron más fuerza cuando esta semana The Wall Street Journal y The New York Times lo confirmaron. La prensa estadounidense corroboró que Cabello es investigado por autoridades en Estados Unidos, como posible jefe del cartel y que funcionarios venezolanos estarían vinculados con el tráfico de cocaína y el blanqueo de capitales. Cabello es el principal objetivo de la investigación y según aproximaron fuentes del Departamento de Justicia a The Wall Street Journal, existen serios indicios de que Cabello no es uno de los jefes, “sino el jefe del cartel”.
Desertores del chavismo vienen colaborando, aportando pruebas. Leamsy Salazar, es uno de ellos. El ex jefe de seguridad de Cabello es ahora un testigo protegido y su testimonio es relevante por su cercanía con el régimen pero también porque es el militar de mayor rango que denunció de manera formal en Estados Unidos las actividades mafiosas de la élite política y militar del chavismo. Narcotraficantes que están siendo juzgados en Florida optaron por colaborar con las autoridades y los testimonios también llegan a la dirigencia venezolana. La investigación que se adelanta reúne la colaboración de la Agencia Estadounidense Antidrogas (DEA) y las fiscalías federales de Nueva York y de Miami.
Nicolás Maduro señaló que “quien se mete con Diosdado se mete con nosotros, se mete conmigo” y anunció una campaña para defender a Cabello que ha sido víctima “de un ataque brutal de la ultraderecha mediática del eje Bogotá-Madrid-Miami” fundamentada en mentiras de traidores que merecen el rigor de la ley por venderle el alma a los “enemigos de la patria”. Lo que no se sabe es a cuál ley hace referencia el mandatario.
Cabello, muy seguro de su inocencia desafió a que presenten pruebas. Él seguirá luchando como hasta ahora por “el hombre nuevo y la mujer nueva”, al frente de la revolución, como le prometió a Hugo Chávez.
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