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sábado, 16 de junio de 2012

Alberto Bonadona compara aviones, presidentes, lujo y templanza en Evo sale perdiendo con un avión de tremendo lujo

Una máxima autoridad africana tenía el ceño fruncido porque en el día de su cumpleaños 44, el pasado mes de abril, no pudo gastar todo el presupuesto que se le asignó para los festejos. Para superar semejante aflicción, alguien de su entorno político sugirió que se le regale un avión. Y un avión se le regaló. El gasto para comprar la aeronave para el máximo jerarca recibió numerosas críticas. Los periodistas indagaron sobre quién lo compró. Pero la voz oficial aseguró que fue una donación y que “el donante quiere permanecer en el anonimato”.
interior de superlujo del avión Falcón comprado a un alto sobreprecio por E.M.

El mencionado avión es un DC-9, y todos saben que se compró con los recursos del Estado de Suazilandia, última monarquía absoluta de África. El rey Mswati III, al no poder gastar 2,5 millones de dólares en su gran fiesta de cumpleaños, decidió comprarse ese jet por dos millones de dólares. El primer ministro, Barnabas Dlamini, justificó la compra: “El avión lo usarán la reina madre y nuestro monarca para ir a otros países a pedir fondos para nuestros súbditos”.
El rey Mswati viaja por el mundo siempre acompañado de un gran séquito. Con el nuevo avión se ahorrará los gastos de contratar una aerolínea y tendrá disponible unos 80 asientos. La creciente oposición de su régimen ha mostrado su irritación, pese al ambiente represivo en el que viven.
Comparado el costo del DC-9 del rey Mswati con el del avión presidencial Dassault Falcon 900 EX Easy de Bolivia, que costó 38,7 millones de dólares, se puede creer que el Gobierno de Suazilandia sabe cómo ahorrar. No obstante, el costo por hora de vuelo de un DC-9 es de 5.000 a 6.000 dólares y el del Falcon es de cerca de 1.000 dólares, en vuelos fuera del país, y de 500, en el interior (precios altamente subvencionados en Bolivia. n.del editor). Por la magnitud del séquito que suele acompañar al presidente boliviano hubiera sido mejor comprar un DC-9.
Ambos países, Suazilandia y Bolivia, son pobres de solemnidad: un 60% de la gente de ambas naciones está por debajo del umbral de la pobreza. Ninguno sabe establecer claramente sus prioridades; cualquier irracionalidad vale para justificar lo injustificable.
El rey Mswati y el presidente Evo Morales deberían aprender del presidente de Uruguay, José Mujica, que, con un sueldo de 12.000 dólares mensuales, dona el 90% del mismo a fondos sociales. Destina 1.200 dólares para sus gastos personales, vive en la granja de la esposa, anda en una ‘peta’ VW. “Con ese dinero me alcanza y me tiene que alcanzar. Hay otros uruguayos que viven con mucho menos”, dice. Ciertamente, el presidente uruguayo no solucionará la pobreza de su país con sus donaciones, pero con aviones, el suazilandés y el boliviano solo exhiben fastuosidad en medio de la pobreza. 

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