El caso parece salido de una mala película de detectives. Cuando estaba a horas de ser extraditado a su país, el político y empresario peruano, Martín Belaunde Lassio fugó de la casa donde guardaba arresto domicilio en la zona sur de La Paz, en las narices de la Policía y de los principales organismos de Inteligencia del Estado. El hombre fue acusado en Perú por presuntos hechos de corrupción y espionaje, y cruzó la frontera hacia Bolivia en diciembre de 2014. En enero se presentó en público para solicitar a las autoridades bolivianas que le otorguen refugio político por considerar que las acusaciones en su contra eran infundadas y que existían móviles políticos para su persecución. Sin embargo, el Consejo Nacional del Refugiado rechazó el pedido de refugio político, mientras que el Tribunal Supremo de Justicia ordenó su detención. El Gobierno peruano pidió la extradición de Belaunde, trámite que se dilató durante meses debido a diversos recursos de amparo que presentó su defensa.
Cabe recordar que Belaunde fue una ficha clave en el esquema de poder que sostienen Ollanta Humala y su esposa, Nadine Heredia. El empresario financió parte de la campaña de Humala en 2006 y generó negocios presuntamente irregulares con familiares de la primera dama peruana, que ahora son investigados por la justicia. Por alguna razón dicho lazo político y financiero se rompió y Belaunde terminó en Bolivia. El empresario peruano era vigilado por cuatro policías las 24 horas del día. Su desaparición constituye un verdadero escándalo internacional que pone en entredicho la confiabilidad de los organismos de seguridad del Estado. De hecho, Belaunde es el sexto personaje público que sale del país pese a tener cuentas pendientes con la justicia o ser perseguidos por móviles políticos. Desde diciembre de 2009 dejaron el país de forma clandestina el ex candidato presidencial Manfred Reyes Villa; el ex prefecto tarijeño, Mario Cossío; el ex senador Róger Pinto; el empresario estadounidense Jacob Ostreicher; el ex fiscal Marcelo Soza y, ahora, el peruano Martín Belaunde.
A su vez, el caso Belaunde genera una crisis diplomática con Perú, que ha resuelto enviar a su ministro de Justicia y a una comisión policial de alto nivel para intentar dar con el desaparecido. En Bolivia provocó la remoción del ministro de Gobierno, Hugo Moldiz, reemplazado por Carlos Romero, anterior titular de esa cartera. ¿Fuga simple y llana? ¿Salida concertada? ¿Secuestro? ¿Boicot político? El Gobierno y la justicia bolivianos están frente a uno de sus mayores desafíos políticos de los últimos años. Una exhaustiva investigación debería dilucidar estas hipótesis
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