La prensa del 4 de julio daba cuenta de un atraco sucedido en la ciudad de El Alto con resultado de dos personas heridas y la pérdida aproximada de dos millones treinta y un mil Bolivianos que iban en, nada menos, que la mochila de una de las víctimas que resultó ser un “humilde” cooperativista minero, que trasladaba el dinero producto de la venta de siete kilos de oro extraído de la Mina Cantoniani en la provincia Larecaja del Departamento de La Paz, dinero que estaría destinado al pago de salarios de 100 trabajadores de esa cooperativa. La verdad es que la noticia me dejó atónita y con muchas interrogantes, entre otras:
1. ¿En qué lugares realizan las transacciones comerciales de los metales preciosos que se extraen en este país y en cantidades tan grandes (siete kilos de oro)?
2. ¿Es posible vender y comprar oro en cualquier puesto de mercado o tienda de las ciudades en las que, además, pagan en dinero contante y sonante?
3. ¿Quién, que se dedica a actividades lícitas,tiene dinero en efectivo en una suma astronómica de más de dos millones de bolivianos guardado en su casa o su local comercial?
4. Los vendedores del oro en cantidad tan elevada, ¿habrán extendido la factura correspondiente para el pago a Impuestos Internos?, o ¿será que por ser cooperativistas mineros están liberados de esas obligaciones tributarias?
Ingenuamente siempre he pensado que la compra y venta de oro, plata y otros metales preciosos solo se podían hacer a través de entidades estatales o privadas legalmente autorizadas, quienes además de controlar el tráfico legal se encargaban de cumplir con la función de agentes de retención fiscal y que operaban a través del sistema bancario. Al parecer la cosa no es así. Ante la explicación de que el dinero llevado en una mochila cargada en la espalda de un “humilde cooperativista minero” estaba destinado al pago de salarios de 100 trabajadores, no puedo sino imaginar que cada trabajador recibiría algo más de veinte mil Bolivianos. Pesos más o pesos menos, es una cantidad que habrá que ver si es lo que las cooperativas mineras pagan a quienes trabajan para ellos sin ser socios y si tienen la seguridad social y otros beneficios que la ley establece. Se debe averiguar hasta dónde es cierto el destino del dinero, cuál la forma de transacción y con quiénes. Existen muchas publicaciones en las que se sostiene que uno de los métodos más eficaces para lavar el dinero sucio producto del narcotráfico, la trata de mujeres y niñas, el tráfico de armas y otros ilícitos es mediante la compra y venta de oro eludiendo los controles bancarios y que así lo hacen las mafias colombianas y mexicanas. En la noticia en cuestión hay algo que no cuadra. Habrá que investigar.
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