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martes, 29 de julio de 2014

se impuso con su "sopa de maní", pero también cocinó lasagna y salsas con verduras diversas...salió Master Chef, nada menos que en Argentina esta chica hija de obreros bolivianos, nacida en Buenos Aires y estudiante de enfermería.

Elba Rodríguez, una joven argentina hija de inmigrantes bolivianos, acaba de ganar el “MasterChef”, un exigente concurso internacional de cocina celebrado durante varios meses en Buenos Aires, en el que se combina el espectáculo y el arte culinario, con la intervención de tres jueces de gran trayectoria mediática que le agregan emoción y una gran demanda de tenacidad  a los participantes.

Elba llegó a la final luego de superar a cientos de postulantes, presentaciones en vivo en los que debía demostrar creatividad, capacidad de reacción, destrezas con el sartén y el cuchillo y por supuesto, buena sazón y excelente presentación en el plato, que cada domingo eran sometidos al paladar de los tres expertos chefs designados por los administradores de la franquicia mundial perteneciente a la famosa cadena BBC de Inglaterra.

Cuando se analizan los factores que convirtieron a Elba en la estrella de semejante acontecimiento, no se puede dudar que estamos ante una genuina representante de la juventud del Siglo XXI, que pese a la visión de algunos pesimistas, es mucho más prometedora de lo que se piensa.

Elba es estudiante de enfermería, sus padres son unos sacrificados obreros, como cientos de miles de bolivianos que habitan el Gran Buenos Aires, que sin embargo tuvieron la capacidad de darle una buena educación a su hija y transmitirle un importante legado cultural que le sirvió para abrirse espacio en ese monstruo cosmopolita de la capital argentina. Elba no solo es polifacética, sino que también es autodidacta; aprendió a cocinar junto a su madre, pero con el tiempo logró asimilar técnicas gracias a su dominio de las tecnologías de la información. Uno de los platillos con los que deslumbró al jurado fue la sopa de maní, muy boliviana, con el que demostró que la tendencia mundial es a volver a las raíces, rescatar los valores, pero al mismo tiempo, ponerlos en el contexto universal, donde se produce la fusión y la recreación.

En el proceso, Elba demostró no solo habilidad para las especialidades bolivianas, sino que cocinó lasaña, una ensalada europea y otras recetas conocidas mundialmente, sin llegar a la sofisticación y a la arrogancia, defectos que conspiraron contra su último contendiente, un abogado de 27 años que cayó en los vicios de la cocina tradicional, presuntuosa, plagada de ingredientes costosos y llenos de la grandilocuencia que la sociedad actual está rechazando. La cadena Telefé mostró a Elba en su casa de la zona de Lomas de Zamora, rodeada de plantas, donde se confesó amante de la naturaleza y la ecología, otra gran virtud de los jóvenes actuales, más conscientes, más sencillos, auténticos y conectados con el mundo.

Muchos creemos que “toda” la juventud es la que se muestra en los concursos de belleza, modelando en paños menores y en muchas actividades en las que el exceso es la característica principal: exceso de velocidad, de ruido, de alcohol, etc. En los últimos años hemos sido testigos de grandes manifestaciones juveniles en todo el mundo, en las que se ha visto otro tipo de abundancia: indignación y hartazgo relacionados con las características del mundo que hay que cambiar: el reino de la corrupción, la simulación, la superficialidad, el maquillaje, el consumismo y la demagogia.
Cuando se analizan los factores que convirtieron a Elba Rodríguez en la estrella del concurso MasterChef en Argentina, no se puede dudar que estamos ante una genuina representante de la juventud del Siglo XXI, que pese a la visión de algunos pesimistas, es mucho más prometedora de lo que se piensa.

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