LA PRUDENCIA NO ES COBARDIA
Los bolivianos estamos muy inquietos con lo que pasa en Venezuela en estos
días. Aparte de lo que significa ver, -gracias a las redes sociales- las atrocidades
que están pasando en un país tan rico en
recursos, hace que nada justifique que su gente esté desesperada por un remedio
o buscando algo que comer en la basura de los que en virtud a su militancia y
obsecuencia, son los únicos que acceden a una cantidad limitada de alimentos.
Independientemente de la solidaridad, hay subyacente un temor de un futuro cubierto
de nubarrones que no estamos exentos de
experimentar considerando ciertas similitudes y actitudes coincidentes. El apoyo incondicional que el gobierno del
MAS lanza a los cuatro vientos no sólo en la prensa internacional, sino en
foros internacionales, -grandes caja de resonancia-, nos hace ver que el panorama puede ser sombrío, y nada más
lejos de los deseos de los que tenemos hijos y nietos, que tener que lidiar con
la posibilidad de un peligrosos futuro no muy lejano, por el cariz que han
tomado las cosas.
La justificación sobre el genocidio sucedido en Siria con armas químicas
que hizo el gobierno masista, fue desde todo punto de vista una aberración. Comprendemos
que necesitan hacer ese tipo de dislocadas posiciones, para mantener su
discurso antiimperialista y anticapitalista. Que es atroz que algún estado
justifique lo sucedido no cabe duda, pero se sabe que esgrimen ese discurso como una
desesperada manera de tener una identidad que los haga diferenciarse de los
demás. Porque no busquemos identidad ideológica pues no la hay. El 99% de los
que vociferan a favor de una dictadura criminal como la que ha desplazado a
millones de personas y liquidado otro tanto, son los que no sospechan siquiera
que ha llevado a Siria a esa guerra atroz.
Pero jugársela por Nicolás Maduro y su huestes bárbaras, ya nos toca más de
cerca. No ignoramos que el deseo de emular a Chávez y poder permanecer medio
siglo como Castro, es un dulce envenenado que -sin pensar siquiera- se esfuerzan
en consumir. Es muy poca la gente que cree que Bolivia, podría de acá a unos
pocos años, vivir la situación de Venezuela, es más prefieren ni siquiera
considerarlo. Si alguien le hubiera dicho a la ciudadanía venezolana que se
encontrarían en una situación como la actual, nadie hubiera siquiera
contemplado esa posibilidad.
Desearíamos estar
esperanzados del fin de esta época de relatos, destrucción y abandono de
principios, de falacias e impostura, de drogas con desencadenantes crímenes y
de una corrupción de proporciones dantescas. Nadie puede pasar por alto, que
cada dólar que se esconde en bolsillos indebidos, es una medicina, un plato de sopa, o un abrigo menos
de miles de personas. Mejor no multiplicar eso por cientos de millones de
dólares cuyo destino oculto es vergonzante e inmoral. Y como si no fuera suficiente, tenemos que
tragar saliva al oír a Evo Morales, dando
lecciones al mundo, pretendiendo ser tomado en serio con su paradigmática e
iluminada conducción.
Cuando oímos
"nuestros pueblos y naciones indígenas son la reserva moral de la
humanidad" no podemos dejar de interpelar a nombre de esos pueblos
indígenas ignorados, que viven una realidad que difícilmente los hace
considerarse reserva de nada. La oposición de pueblos enteros, a que su hábitat
y el medio donde viven hace cientos de años y que necesitan preservar, es suficiente motivación para que
el poder que todo lo puede, insista en
su capricho de irracionales obras de ingeniería destructiva de dudoso
beneficio. Lo que si son los pueblo indígenas, es caudal de votos indispensables para que esos otros
se beneficien posando y repitiendo vacios
y mentirosos discursos en su nombre.
No es agradable tener que
escribir negativamente sobre lo que sucede en nuestro país, pero no queda
alternativa. No hay otro modo de intentar crear conciencia esperando que
ciertos fundamentalismos , recobren su autonomía de pensamiento. Duele ver a asambleístas
elegidos por el mismo pueblo para que los represente, atribuirse supuestas
verdades y posiciones que van en contra de nuestra tradición de país pacifista,
democrático y contrario a sistemas totalitarios.
Por eso es que la
identificación y defensa a ultranza de sujetos desquiciados por el poder como
Nicolás Maduro, a quien ni la sangre ni el dolor de su pueblo conmueve, ofende
a muchos y siembra la semilla de una terrible desconfianza que hace temer que
estén hipotecando a nombre de todos, la
coexistencia pacífica que deseamos como
modo de vivir. En estos días, observaremos una vez más, como se hace burla de la
independencia de poderes y se disfraza de democracia y libertad, un nuevo intento
de continuar instalando mandamases de justicia, arriesgando los destinos de las
personas, ungiendo para ello abyectos personajes. A la irrespetada Constitución,
la ponen al servicio de unos cuanto dibujando la aplicación de leyes y normas a
su conveniencia.
El temor, no es de
cobardes sino de prudentes. Temer algo
cuando la oscuridad amenaza, puede hacer que la paciencia y la sumisión deje de
ser infinita y se convierta en un caudal de voluntades libres imposibles de
contener.
Karen Arauz
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