ESTADO DISLOCADO
Probablemente hay alguien más que se queda ensimismado delante de un
lavarropas dejando que el torbellino de texturas y colores se apoderen de sus
pensamientos, poniendo atención en cómo se van enredando, girando locamente,
tratando de hallar un patrón repetitivo en cada vuelta del renovado embrollo.
Es muy extraño constatar las maneras cómo la mente se centra en cosas tan domésticas
y aparentemente sin sentido, hallando parangón para algo tan serio y tan
sustancial como la noción de que como país, estamos viviendo tiempos
desarticulados.
La vertiginosidad de cómo se acontecen las cosas en Bolivia, no dan tregua
a reflexiones quietas, bien pensadas y conclusiones juiciosas. Todos los días ,
en todos los ámbitos de nuestra vida, nos topamos con acontecimientos a veces
dolorosos, a veces ridículos pero siempre turbadores.
Observar y poner distancia entre el sentimiento y la objetividad con la que
se deben tomar las cosas, es casi imposible sin sentir inquietud por lo que es
un todo sinsentido. Riberalta ha estado en nuestra mente desde el accidente del
pequeño avión comercial, que ha dejado al descubierto los extremos de la vida
misma. Sobrevivientes cuyos relatos erizan la piel y en contraste, las
ceremonias de entierro de los que no corrieron la misma suerte no hallan pausa por las reacciones inmediatas de
las autoridades, que sabiendo que hay responsabilidades que no se pueden
eludir, hacen gala de esa asombrosa habilidad que el poder ha encontrado como
mecanismo perfecto para desviar la atención y así poder lavarse indignamente
las manos.
La primera reacción del Presidente, fue, cómo no, de exigir sanciones a la
línea aérea. Que se sepa, no ha estado en Trinidad en el sepelio de los empleados
de la Gobernación que fallecieron, ni tampoco hizo una escala en la Clínica
Incor de Santa Cruz para asegurar el auxilio del gobierno a los heridos, en
esta que sí es una responsabilidad del estado.
Y por supuesto, el piloto que se debate entre la vida y la muerte, no sabe
que en realidad el salvarse lo tiene entre la cárcel y la censura y la culpa. A
raíz de lo ampliamente mediatizada búsqueda de explicaciones, razones y culpables,
nos enteramos que cuando la alta cúpula del gobierno se desplazará a un aeropuerto mediano o pequeño,
la DGAC, dispone de una avanzada de AASANA con técnicos y controladores aéreos
experimentados para tomar las previsiones que el caso amerita. Sería muy
ilustrativo saber, si tales previsiones se repitieron en ocasión del
descubrimiento del grotesco fascista monumento a Chávez. Ya que se había
cometido la tropelía de construirse, ¿no podía encontrase otro momento o al
menos, no hacer semejante fanfarria? Este es una nueva demostración de que los
recursos son nomás gastos reservados...a su libre disposición.
En el Beni y en Riberalta específicamente, es muy dudoso que los ciudadanos
estén complacidos con esta ostentación tan fuera de lugar. Qué tiene que ver el
Beni con este "homenaje" a un presidente extranjero para que amerite
la erogación de una insondable cantidad de recursos, en una ciudad tan llena de
necesidades básicas para no hablar de un elemental carro bombero. Un episodio
tan trágico como la muerte de varias personas apenas horas antes, que es pasado
por alto para una ceremonia rozando lo bufo, es la medida de la mísera
importancia que tienen las personas que no sean aquéllas que están directamente
involucradas en los extendidos planes de uso y abuso del poder. Otra cosa será
observar a las palomas que con seguridad le encontrarán una cabal utilidad.
La campaña electoral tan absurdamente adelantada, sólo deja al descubierto
que los egos de los actores políticos, son un factor de distorsión total sobre
las prioridades. Lamentablemente, no sólo son los actuales detentores del poder
que dislocan constantemente la realidad con sus actitudes. El globo de ensayo lanzado por Juan del
Granado pretendiendo reponer sobre el tapete el tema de la capitalidad, resultó
ser un tiro certero en su propio pie. Es que no es fácil entender que un
político de su experiencia, no se percate que el dinamismo de la política boliviana
es tal, que desandar sendas trágicamente transitadas, no aporta para brindar vías
de solución a los nuevos problemas que están arremetiendo contra el país.
La situación vivida en Apolo, con todas sus implicancias, es una espada
amenazante sobre la esencia misma del Estado boliviano. Rasgarse las vestiduras
por las constantes insinuaciones que fuera de nuestras fronteras nos señalan
casi como un narco estado, no solucionan el problema en sí. La semana anterior
fue un artículo del Wall Street, esta semana una programa de humor de una
increíble audiencia, parodia a una supuesta concursante boliviana, consumiendo
drogas en total exaltación y es en ese momento que las destempladas voces de
bolivianos ofendidos toman la escena. Pero cuando de exigir que se dé fin de
una buena vez a esta bonanza en cultivos y esta danza de laboratorios de cristalización
por doquier, en todos los rincones del territorio, o cae un Sanabria y
similares, ahí las voces se encargan de desviar el tema en una escalada de dislocación
social y una imbecilidad generalizada.
Karen Arauz
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