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lunes, 26 de diciembre de 2016

fragmento de un artículo más extenso de la autoría de Wilson García Mérida, que revela importantes detalles de la aerotransportadora Lamia, y la relación entre Albacete el propietario y Ramón Quintana principal ministro de Evo Morales. muy interesante en El Sol de Pando.

Reymi Ferreira y la saga de Nardi Suxo


Reymi Ferreira, Ministro de Defensa, es el encomendado por Quintana para descargar toda la culpa de la tragedia en el piloto Miguel Quiroga Murakami. Con frialdad de un matón a sueldo, se encarga de rematar con una muerte civil al desafortunado aviador pandino. | Foto Sol de Pando

El asesino ya está muerto”, declaró con sangre fria Reymi Ferreira, el Ministro de Defensa, indigno colaborador de Evo Morales y cómplice principal de Quintana (a quien le debe el cargo) dentro el Gabinete. Obrando como un oficioso sicario mediático igual que en el caso Zapata, Ferreira desató una ola de desprestigio contra el piloto fallecido acusándolo incluso de arrastrar un proceso disciplinario en la Fuerza Aérea de Bolivia (FAB), por algo parecido a deserción. “Tenía un juicio con la FAB e incluso contaba con un mandamiento de apremio“, mintió Ferreira sin temor a Dios, en una conferencia de prensa que tuvo repercusión mundial el pasado 6 de diciembre (la corresponsal de CNN en La Paz, Gloria Carrasco, es la principal difusora internacional de los argumentos unilaterales del Gobierno boliviano).

Ferreira, el ministro quintanista, acusó post mortem a Miguel Quiroga de haber provocado un daño al Estado por recibir formación en el Colegio Militar de Aviación y luego aplicar ese aprendizaje, como piloto civil, en el sector privado. “Ellos recibieron una formación profesional, en la que el Estado invierte, y de pronto a media carrera en lugar de cumplir con el acuerdo y volcar esos conocimientos y destrezas a favor de la FAB y el Estado, prefieren renunciar“, dijo Reymi Ferreira ocultado premeditadamente, y con descarada mala fe, las causas reales por las que Miguel Quiroga —considerado por todos sus ex camaradas y colegas como el mejor piloto de su generación—, se vio obligado a abandonar su brillante carrera castrense en la FAB.

Sol de Pando le recuerda al ministro Ferreira que su mentor, ahora Ministro de la Presidencia, abandonó el Ejército para habilitarse como Asesor de Seguridad e Inteligencia en el Gobierno de ADN presidido por el general Hugo Banzer Suárez, percibiendo, a partir del año 2001, un sueldo cuatro veces mayor a su salario como militar. Nunca se emitió mandamento de apremio alguno por esa causa contra el señor Quintana. Por otra parte debería explicar Ferreira cómo es que Miguel Quiroga, teniendo ese antecedente de “militar desertor” y siendo yerno del senador opositor Roger Pinto, fue paradógicamente invitado por el grupo de aviadores militares vinculados a Quintana para ser el piloto líder e incluso socio de la aerolínea venezolana Lamia, apadrinada en Bolivia por el mismo Ministro de la Presidencia.

Los hechos que salen a luz vienen demostrando que la incorporación de Miguel Quiroga en Lamia fue un castigo impuesto por Quintana desde que el Ministro de la Presidencia desató una sañuda persecusión contra el yerno del senador Roger Pinto, exiliado en territorio del Brasil a partir del 2013.

Ese mismo año, 2013, el capitán Miguel Quiroga se vio forzado a abandonar la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), donde se destacaba como gallardo y excelente oficial aviador, ante una escalada de represalias que lanzó en su contra el ministro Quintana acusándolo de haber colaborado con la fuga de su suegro. El Senador opositor, Pinto, estuvo asilado durante más de un año en la Embajada brasileña de La Paz por la negativa del Gobierno quintanista a otogarle salvoconducto, y tuvo que salir del país clandestinamente en una operación ejecutada por personal de la misma Embajada.

Cuando Pinto abandonó Bolivia, su yerno, el capitán Quiroga Murakami, que residía con su tierna familia en Cobija, se trasladó al municipio vecino de Epitaciolandia, en la orilla brasileña del rio Acre, para estar cerca a su suegro exiliado. Los organismos militares de Inteligencia al servicio de Quintana reportaron ese hecho como un acto de “complicidad con el enemigo” y las represalias dentro la FAB no se dejaron esperar.

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