En el referendo del 21 de febrero de 2016 el pueblo boliviano dijo NO a la re-re-re-postulación de los actuales mandatarios. El Presidente y sus seguidores, para explicar su derrota, inventaron un “cártel de la mentira” al cual atribuyeron su derrota, argumentando que dicho cártel habría engañado al pueblo al revelar la existencia de una novia presidencial favorecida con una gerencia en la empresa china Camce favorecida la empresa a su vez, con millonarios contratos del Estado, verdades que el primer mandatario reconoció y que ninguno de sus ministros, improvisados escritores de libros de amores tormentosos, pudo desmentir.
Este hecho y la demostrada capacidad mitomaníaca gubernamental me hizo reflexionar respecto a las mentiras con las que los políticos seducen a los votantes y he aquí que descubro que evidentemente hubo en Bolivia un cártel muy efectivo, que logró engañar al pueblo haciendo que éste vote masivamente a favor de su candidato. ¿Y cómo lo hizo? Espanta su sencillez y efectividad. He aquí su “modus operandi” como dirían los sagaces investigadores de nuestra policía:
1. Cuando el Gobierno de Banzer y Tuto Quiroga asumieron el plan impuesto por los norteamericanos “coca cero”; el cártel cocalero, aprovechando el profundo sentimiento antimperialista del pueblo, instaló en la opinión pública el argumento que “la coca del Chapare era la hoja sagrada que resumía nuestra cultura a la cual el imperialismo quería destruir”. Argumento falso ya que la coca del Chapare, como está demostrado y reconocido por los mismos cocaleros, va en más del 90 por ciento a la fabricación de cocaína. Sólo la coca tradicional de los Yungas de La Paz y Vandiola van al akulliko y consumo popular.
2. Posicionado el argumento coca chapareña=hoja sagrada, los cocaleros pasaron a ser “de productores de materia prima de cocaína, a grandes patriotas” defensores de nuestra esencia cultural, haciendo de su principal caudillo, un sacrificado y audaz líder antiimperialista, portador de innumerables virtudes. En consecuencia resultó nada difícil que, en las elecciones del domingo 18 de diciembre, el 54 por ciento vote por el jefe de los cocaleros y éstos pasen a ser dueños del país, poniendo al Estado a su servicio, para protección del tráfico de coca ilegal (la del Chapare).
3. Ése fue el engaño del cártel organizado por los cocaleros del Chapare junto a algunos medios de comunicación de la época y ONG, que ingenua o astutamente trabajaron con el discurso de la defensa de las raíces culturales del pueblo amenazadas por el imperialismo, entronizando sin remordimientos al régimen de los productores de coca ilegal. Algún despistado “cientista social” llegó a comparar a la Federación de Cocaleros con la Federación de Mineros, otrora gloriosa protagonista de la Revolución de 1952.
Sin embargo, como dice la frase popular: “se puede engañar a todos algún tiempo. También se puede engañar a algunos todo el tiempo. Pero no se puede engañar a todos, todo el tiempo”; y el 21 de febrero de 2016 la venda cayó de los ojos.
El pueblo ejerciendo su soberanía les ha dicho un rotundo NO y cualquier intento de desconocer dicho referendo es un delito contra la Constitución y la soberanía del pueblo.
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