En ambos, los autores de la matanza responden a la calificación de mafiosos de alto nivel demencial, multiplicados productos Lombrosianos, reciclados desde la Inquisición, los SS hitlerianos, los guerreros del Plan Cóndor, los hijos del mal de todos los tiempos.
Consciente de que no es posible generalizar acusaciones, tanto en el caso de México como de Israel, para lograr el equilibrio psicológico compensatorio debo pensar en positivo, respetando las reglas de la bioética aprendida, entonces evoco a las figuras nobles de sus sociedades ínclitas: Benito Juárez de quien escucho el grito vehemente: “El respeto al derecho ajeno es la paz”; la sabiduría profética de José Vasconcelos “Por mi raza hablará el espíritu”. Lázaro Cárdenas que pide, abrazando a nuestro cochabambino soñador de justicia social Roberto Hinojosa, le acompañe en su revolución constructiva. Pensando en el país de los aztecas y los mayas, por la mente discurren seres maravillosos, Diego Rivera, Alfredo Siqueiros, Clemente Orozco, Ignacio Ramírez, Alfonzo Reyes, Juan Rulfo, Adolfo López Mateos y tantos artistas, literatos, políticos grandiosos hombres y mujeres que ennoblecieron el espíritu de la humanidad. En el presente, traigo a la mente el rostro del gran hermano Guillermo Razo Cuevas, el prolífico escritor mejicano pletórico de humanidad que enriquece la cultura de Bolivia en Cochabamba.
Pienso en las señeras figuras de extracción judía que respeto a ultranza, desde el mítico Moisés, Carlos Marx, hasta humanistas como Stefan Zweig, Albert Schweitzer, Friederich Nicolai, Alejandro Lipschutz, algunos que conozco y amo como el literato Volodia Teitelboim, el gran humanista Tomas Hirsch, el gran Eric Guttentag, todos seres que dignifican el espíritu de los hombres. Sobre el humanismo hoy prima la maldad; y no es posible aceptar el retorno de los genocidas que denigran la condición humana. No a los misiles sobre ciudades enclaustradas, no al genocidio de estudiantes. Las noticias queman el alma hasta el sufrimiento físico.