Columna
LA CURVA RECTA
            

Las elecciones en Alemania y la consiguiente reelección de Angela Merkel por un cuarto período ha llevado a masistas y evistas a asociar ese hecho político con las pretensiones ilegales de Evo Morales de participar en las próximas elecciones presidenciales bolivianas.
La propuesta no podría ser más desdichada para nuestro Jiliri Irpiri, porque pocos políticos del mundo darían la talla para compararse con esa extraordinaria mujer, y todos conocemos de las debilidades de Evo, tanto en aspectos que hacen a su carácter personal como en las de su formación, y en ese todo que lo diferencian de una manera abismal con la líder de centro derecha alemana.
Lo más importante es sin embargo la credibilidad, y la transparencia que ella refleja, y la ausencia de la más mínima duda sobre su idoneidad y la de su entorno, más allá de que en su gabinete también hubo académicos chutos, como el noble “von y zu” que tuvo que renunciar a la cartera de Ministro de Defensa por haber plagiado su tesis doctoral.
Sería ocioso tratar de explicar a los masistas la enorme diferencia que existe entre la señora Merkel y el señor Morales, y nuestro pobre Presidente quedaría horrendamente vapuleado en esa comparación, que de alguna manera sería también injusta.
El asunto va sin embargo por otros senderos. En primer lugar, porque la señora Merkel, al ser reelecta no ha torcido en un ápice la constitución de su país, y no olvidemos que quien hizo promulgar la actual constitución del nuestro fue Evo y su banda. Evo está no solamente queriendo cambiar un marco legal existente en el país, sino que se está desdiciendo y está convirtiendo en una mayor chacota aquella penosa Asamblea Constituyente que terminó de sesionar primero en una escuela militar y luego muy lejos de su sede, en el frío Altiplano.
La comparación con Merkel es también deshonesta desde el punto de vista político con Evo, porque el hecho de que ella se mantenga en el poder tiene que ver precisamente con los mecanismos políticos de los que los masistas reniegan, y que ellos tildan de corruptos. Me refiero a las alianzas entre partidos. Cabe aclarar que en más de una ocasión Merkel ha formado gobierno nada menos que con los socialdemócratas y ahora lo hará inclusive con los verdes.
Aclaremos: si alguna vez la vida política boliviana tuvo algún parecido a la alemana fue durante la “larga noche neoliberal”, en el período de las alianzas a veces inverosímiles, (y no olvidemos que si alguna vez se pareció la política alemana a la de don Evo Morales y su discursito de ser la “reserva moral de la humanidad”, fue en los años treinta del pasado siglo).
Por lo demás, no deja de ser penoso para los masistas que quieran legitimar las pretensiones de su líder, sin dar pie en bola, a partir de alguien que es y representa en lo político, lo que Evo detesta. Merkel es una aliada sólida e inequívoca del “imperio”, Merkel es por lo demás una política que vela por los intereses de sus ciudadanos a partir de una visión de mundo absolutamente capitalista. ¿Qué tienen que buscar los socialistas, antiimperialistas, maduristas, de este fin de mundo en esa tienda?
Lo cierto es que las aseveraciones hechas por la gente del MAS respecto a Merkel, demuestran una vez más su vocación por la impostura.
Ahora bien: personalmente, yo admiro mucho a la señora Merkel, me gusta su estilo, estoy de acuerdo con su forma de manejar el Gobierno, inclusive con su forma dura de manejar a Europa, incluida Grecia, y sin embargo, creo que hubiera sido deseable que Alemania tenga la capacidad de renovar sus liderazgos. 16 años son demasiados, lo fueron también para Helmut Kohl.
Sí señores. En realidad, lo único de malo que tiene el Gobierno de Angela Merkel, es que será demasiado largo.