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martes, 5 de febrero de 2013

es que "política sólo está reservada a la élite masista"? se pregunta el penoco, cuando glosa el pensamiento de Gabriela Montaño como "la tercera de a bordo" cuando pretenda que la Iglesia no incursione en temas políticos

¿Quién tiene derecho a hacer política y quién no la tiene? Según una reciente declaración de la presidente del Senado Nacional, Gabriela Montaño, la Iglesia no goza de este derecho, que tal como van las cosas, quedará reservado a unos pocos amigos del partido, no todos, pues la orden expresa incluso condiciona el derecho a pensar. Todo se ha dado a raíz de la más reciente homilía del cardenal Julio Terrazas, quien afirmó que los cristianos siguen a un líder que no paga para marchar y que tampoco le teme a que lo callen y por supuesto a que le den latigazos y a que lo crucifiquen. El arzobispo cruceño se estaba refiriendo al político más influyente de la humanidad, cuyo “proceso de cambio” sigue dando batalla después de dos mil años, después de haber conquistado al Imperio Romano y haber llegado a todos los continentes y a todos los países del mundo. Se estaba refiriendo al primer revolucionario, al primer enemigo del absolutismo, al primer feminista, al primer defensor de los derechos de los niños, al primer constitucionalista (su constitución tiene solo una ley), al primer administrador que, en lugar de dividir, multiplica, siembra y convierte lo malo en bueno. Esto que parece una prédica de plazuela no es más que la lista de los grandes temores que retumban en las cabezas de quienes pretenden monopolizar la política, cuando apenas son aprendices de emperadores.

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