Leyendo una excelente columna de fin de semana en la que asevera que el presidente Morales se ha convertido en un monstruo en virtud a la inquina con la que bajó públicamente su imperial dedo pulgar contra su pobre Ministro de Aguas, da qué pensar. Es inexplicable cómo el inocente no tuvo la previsión de hacer una fogatita a lo largo de la cañería de tal manera que SE al abrir la canilla, viera el líquido elemento en el estado físico que él esperaba sin importar cuán baja estuviera la temperatura. Es que hay que ser un improvisado.
El ex-ministro, por ser alteño, sabe que cuando hace mucho frío en el altiplano hasta las piedras se parten. Era obvio que en pleno invierno, de madrugada, en Uyuni se congelarían las cañerías. Uno de los agudos oficialistas, para quienes los micrófonos y las cámaras son orgásmicas, sentenció que eso pasó por no haber usado para la instalación, pvc, o sea una cañería plástica. Es que estamos rodeados de genios. Todos los días aprendemos algo. Dejemos la física con sus inescrutables misterios y volvamos al monstruo sin corazón. Un amigo tarijeño con su tradicional vena de humor chapaco, nos entretuvo toda una velada, desarrollando una teoría de que el poder con todo y su pompa, produce en el cerebro un neurotransmisor intrínseco al que denominó “broncemia”.
Los halagos, lamidas de medias, dinero instantáneo además por supuesto de lánguidas miradas de veneración -de súbita aparición y precipitada desaparición- de rendidas admiradoras de diversa laya, hace que el cerebro segregue esa sustancia, que el común de los mortales nunca producirá. La broncemia en cuestión, debe su nombre al alto contenido de bronce en su composición. El bronce es una aleación metálica que se usa para hacer -coincidentemente-,monumentos. A más poder, mayor producción.
Cuando el cerebro se ve inundado de la pesada sustancia, la ley de gravedad hace que descienda por el organismo hasta depositarse en las partes íntimas del individuo. Eventualmente el peso del bronce, hace que el personaje para equilibrarse, empiece sacando exageradamente el pecho, levantando la cabeza, frunciendo la nariz y balanceándose constantemente en las puntas de los pies. Cuando camina, todo ese bronce depositado, que toma formas ovaladas, empiezan a emitir un sonido que al portador se le antoja al tañer de campanas a su paso. Claro, las campanas son de bronce. Su desarrollado ego, hace que más halagado se sienta y por ende, precipite mayor cantidad del componente y es así que se van denotando cambios físicos en su aspecto y sus actitudes en general, adquieren la solemnidad de todo un emperador a caballo, sin sospechar que serán revoloteados de muchas palomas muy irrespetuosas de dinámico tránsito intestinal. Por equidad de género, otro día les relataré como actúa la broncemia en autoridades ministeriales o presidentes de asamblea de sexo femenino.
El caso del desventurado ex ministro, es nada comparado con la iniciación de una demanda a tres medios de comunicación del país por, -insólito-, haber reproducido partes de un discurso presidencial, que además lo oímos todos, por lo que sólo cabe admitir que vamos a contramano. Pero el poder es exactamente eso. Poder es sinónimo de poderío, supremacía, hegemonía lo que equivale a decir que detentar poder es poder hacer lo que les venga en gana.
Chávez está pasando de moda y más aún ahora, aunque lamentando lo sucedido en la gigantesca refinería por la pérdida de vidas, es inevitable pasarle la factura a la improvisación, a la falta de mantenimiento y en general, al manejo estatista partidario stalinista de su administración. Nada más gráfico de su absoluto desprecio a la democracia que sus recientes declaraciones que de perder las elecciones de octubre, Venezuela será escenario de una cruenta guerra civil. Como dicen los adolescentes, lo cool es emular a Correa.
En este socialismo del siglo XXI, parece que todas las correas se ajustan a todas las cinturas -incluida la de Cristina Kirchner-,están hechas del mismo cuero y su destino final será similar. El proceso del Presidente ecuatoriano a El Universo de Guayaquil, no fue más que una representación teatral de suspenso y terror, con un “grande finale” a su histriónico estilo y obtuvo el resultado deseable: perdonó el fallo judicial como si de un decreto imperial se tratase, no sin antes asegurarse que el director del matutino estuviese en calidad de refugiado en Miami y, otros medios hayan recibido claro el mensaje, al menos por ahora. Acá no pasará nada. El proceso o denuncia realizada por el oficialismo en carambola de a tres, no prosperará. Como es claro, la intención es generar miedo y silenciar. Es saludable saber que los bolivianos somos seres extraños y el miedo no es ajeno a nuestra historia de vida. Es más, nos motiva la adrenalina que nos causan las injusticias los abusos y las amenazas. Las cartas están echadas. Veamos como viene la mano..
Fuente: eju.tv - Explicaciones científicas
http://eju.tv/?p=229412
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