SOBERBIA, MAS NO ETERNA
IMPUNIDAD
Karen Arauz
Si las tropelías
oficialistas pudiesen ser medidas con un sismógrafo, registraría constante actividad con niveles que van desde
lo apenas perceptible, hasta lo catastrófico.
Lo que acaba de
acontecer con el señor José María Bakovic, ha marcado sin duda uno de los
niveles más altos en la escala de las múltiples arbitrariedades que viene
soportando el país, en esta especie de purga al estilo estalinista.
En un programa
televisivo de temas políticos, uno de
los conductores -convenientemente masista- que
denota ser como periodista y
diplomático, un pasable plomero, tuvo el descaro de inferir que las grotescas decenas
de procesos instaurados en contra del Sr. Bakovic, habrían sido el resultado de
su accionar político, cuando en los albores de este gobierno, emitió críticas y
alertó sobre sus dudosos manejos. El periodista de marras, afirmó textualmente,
que "aquél que se mete en política, tiene que estar preparado para
reacciones políticas". Como si la política fuera sinónimo de canibalismo. Desde
su simplista punto de vista, si alguien se dedica al boxeo, sabe que dará, pero
que también recibirá. Lo que no entraba en los cálculos de nadie, es que ésta
además de ser una pelea arreglada, proporcionaba al contrincante de todos modos
ganador, de ventajosas armas innobles porque la pelea debía ser a muerte.
Esta es una clara
muestra de lo devaluada que está la política en el aristotélico sentido de la
palabra, pasando a ser según esta pseudo democracia, un derecho privativo
de la mayoría gobernante donde el que disiente, es tratado como un criminal. Si
existieran los Gulags físicos, ahí es exactamente donde estarían los cientos de
perseguidos, víctimas de la judicialización de la política, teniendo -lamentablemente-
desde ahora al señor Bakovic como su máxima expresión.
Lo inescrupuloso
y la falta de valor civil ha llegado a extremos vergonzosos. Empezando por el
Presidente y terminando en los más pinches
funcionarios del ministerio público y judiciales, sin mencionar a los oficiosos asambleístas de
siempre, nadie, nadie ha cuestionado siquiera y elevado su voz por los derechos
conculcados exigiendo una investigación no sólo de los hechos de las últimas
horas, sino de los múltiples procesos cuya
desproporción e inquina, llevó a torturar a un hombre hasta la muerte.
El Senador Roger
Pinto ha encontrado, dramáticamente, el argumento que posiblemente le estuviese
faltando para terminar con la pantomima montada con toda ostentación, en
sentido de que en este país no existe persecución política. La decadencia de la
democracia real ha quedado nítidamente expuesta gracias al claro contubernio y
sometimiento de los poderes del Estado.
Las sinuosas
actitudes de las más fulgurantes estrellas ministeriales y legislativas que
encuentran siempre el modo de sacar ases de bajo la manga, no dejan dudas que
cuando la nave que conducen con absoluta comodidad por ahora, empiece a
resquebrajarse, serán los más apresurados en intentar hacerle el quite a la responsabilidad.
Es posible que crean que cuando el molino de agua los sumerja en lo más profundo del pozo, idénticas serán
las actitudes de los que los hayan remplazado en el poder, dudoso extremo
porque más de lo presente, es poco probable que se vuelva a reeditar.
Todos ejercen su
poder sin contemplaciones. Los desplantes ante los medios que intermedian entre
esa categoría auto convencida de ciudadanos de primera y el resto, se diluye de
una manera vergonzante cuando las papas queman y no hay uno sólo que eleve su
voz para hacer a un lado la impunidad. El defensor del Pueblo que hace unos
días fue "puesto en su sitio" al recordarle a quien le debe su
designación por lo tanto su indiscutible servidumbre, se ve constreñido de
emitir criterio con toda libertad so pena de ser destituido por esta especie de
soviet supremo. Cuando de adelantar criterios y es más, sentenciar a priori a los opositores negándoles
el principio más elemental cual es la presunción de inocencia, lo hacen con la
pedantería propia de la soberbia hueca y uniforme de su inmoralidad.
Si existía alguna
sombra en el foco de la atención internacional por las denuncias de violaciones
a los derechos humanos que le otorgaba cierto beneficio de duda a esta
administración, paradójicamente, la muerte del señor Bakovic parece no haber
sido en vano. Es su caso, su nombre y su historia la que dará vuelta al mundo,
proporcionando al menos, una oportunidad a la verdad.
Karen Arauz
No hay comentarios:
Publicar un comentario