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miércoles, 16 de octubre de 2013

de acuerdo con la autora. lo ocurrido con J.M.Bakovic. un plomero que hace de periodista le culpa de acción política por sus denuncias de corrupción, critica también que nadie empezando por EMA hubiese insinuado siquiera una investigación de la tortura hasta la muerte que padeció JMB. el principio de presunción de inocencia no cuenta. este caso y JMB darán la vuelta al mundo mostrando la verdad.

SOBERBIA, MAS NO ETERNA IMPUNIDAD

Karen Arauz

Si las tropelías oficialistas pudiesen ser medidas con un sismógrafo, registraría  constante actividad con niveles que van desde lo apenas perceptible, hasta lo catastrófico.
Lo que acaba de acontecer con el señor José María Bakovic, ha marcado sin duda uno de los niveles más altos en la escala de las múltiples arbitrariedades que viene soportando el país, en esta especie de purga al estilo estalinista.

En un programa televisivo de temas políticos,  uno de los conductores -convenientemente masista- que  denota ser  como periodista y diplomático, un pasable plomero, tuvo el descaro de inferir que las grotescas decenas de procesos instaurados en contra del Sr. Bakovic, habrían sido el resultado de su accionar político, cuando en los albores de este gobierno, emitió críticas y alertó sobre sus dudosos manejos. El periodista de marras, afirmó textualmente, que "aquél que se mete en política, tiene que estar preparado para reacciones políticas". Como si la política fuera sinónimo de canibalismo. Desde su simplista punto de vista, si alguien se dedica al boxeo, sabe que dará, pero que también recibirá. Lo que no entraba en los cálculos de nadie, es que ésta además de ser una pelea arreglada, proporcionaba al contrincante de todos modos ganador, de ventajosas armas innobles porque la pelea debía ser a muerte.
Esta es una clara muestra de lo devaluada que está la política en el aristotélico sentido de la palabra, pasando  a ser según  esta pseudo democracia, un derecho privativo de la mayoría gobernante donde el que disiente, es tratado como un criminal. Si existieran los Gulags físicos, ahí es exactamente donde estarían los cientos de perseguidos, víctimas de la judicialización de la política, teniendo -lamentablemente- desde ahora al señor Bakovic como su máxima expresión.
Lo inescrupuloso y la falta de valor civil ha llegado a extremos vergonzosos. Empezando por el Presidente y terminando en los más pinches  funcionarios del ministerio público y judiciales,  sin mencionar a los oficiosos asambleístas de siempre, nadie, nadie ha cuestionado siquiera y elevado su voz por los derechos conculcados exigiendo una investigación no sólo de los hechos de las últimas horas, sino de los múltiples procesos  cuya desproporción e inquina, llevó a torturar a un hombre hasta la muerte.
El Senador Roger Pinto ha encontrado, dramáticamente, el argumento que posiblemente le estuviese faltando para terminar con la pantomima montada con toda ostentación, en sentido de que en este país no existe persecución política. La decadencia de la democracia real ha quedado nítidamente expuesta gracias al claro contubernio y sometimiento de los poderes del Estado.
Las sinuosas actitudes de las más fulgurantes estrellas ministeriales y legislativas que encuentran siempre el modo de sacar ases de bajo la manga, no dejan dudas que cuando la nave que conducen con absoluta comodidad por ahora, empiece a resquebrajarse, serán los más apresurados en intentar hacerle el quite a la responsabilidad. Es posible que crean que cuando el molino de agua los sumerja  en lo más profundo del pozo, idénticas serán las actitudes de los que los hayan remplazado en el poder, dudoso extremo porque más de lo presente, es poco probable que se vuelva a reeditar.
Todos ejercen su poder sin contemplaciones. Los desplantes ante los medios que intermedian entre esa categoría auto convencida de ciudadanos de primera y el resto, se diluye de una manera vergonzante cuando las papas queman y no hay uno sólo que eleve su voz para hacer a un lado la impunidad. El defensor del Pueblo que hace unos días fue "puesto en su sitio" al recordarle a quien le debe su designación por lo tanto su indiscutible servidumbre, se ve constreñido de emitir criterio con toda libertad so pena de ser destituido por esta especie de soviet supremo. Cuando de adelantar criterios y es más,  sentenciar a priori a los opositores negándoles el principio más elemental cual es la presunción de inocencia, lo hacen con la pedantería propia de la soberbia hueca y uniforme de su inmoralidad.
Si existía alguna sombra en el foco de la atención internacional por las denuncias de violaciones a los derechos humanos que le otorgaba cierto beneficio de duda a esta administración, paradójicamente, la muerte del señor Bakovic parece no haber sido en vano. Es su caso, su nombre y su historia la que dará vuelta al mundo, proporcionando al menos, una oportunidad a la verdad.
Karen Arauz



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