Dependiendo de la óptica y del lugar, la frase "volveré y seré millones” es atribuida a diferentes personajes. Los bolivianos la atribuyen al líder indígena Julián Apaza, más conocido como Túpac Katari (1781), otros, al escritor Howart Fast, quien puso la frase en labios del esclavo rebelde Espartaco (1951) y los argentinos a su caudilla Eva Perón (1952).
Finalmente, para contribuir a la confusión, en 1962, José María Castiñeira de Dios publicó un poema con ese título dedicado a Evita, a los 10 años de su muerte.
De que la haya dicho Túpac Katari no hay prueba documental; que la haya expresado Eva Perón tampoco, pues no figura en ninguno de sus discursos. Las únicas pruebas documentales son el libro de Fast y el poema de Castiñeira.
Sin embargo, como señala Alfredo Arri, más allá de la historia última que exista detrás de la expresión profética, más allá de la parte no descubierta existe la circunstancia real de que por los poderosos caminos del mito, y si resignamos por un instante esa soberbia que nos manda a ejercer la policía de las precisiones históricas y nos entregamos a la fe, o si prefieren a la poesía, no podríamos desdeñar muy fácilmente esta idea sencilla: en el cielo hay un Dios de las rebeldías y Howard Fast ha sido uno de sus humildes e inspirados profetas.
Gracias a él, hoy, medio siglo después de escribirla, la frase "volveré y seré millones”, de alguna manera, son palabras apropiadas para Eva Perón, para Espartaco y para Túpac Katari. Y en tanto que el hombre trabaje y otros tomen y usen el fruto de los que trabajan, el nombre de todos ellos será recordado, susurrado, algunas veces, y dicho en voz alta y claramente, en otras.
En Bolivia la frase ha sido usada hasta el cansancio como parte de las expresiones de rebeldía contra las injusticias, la exclusión y el enriquecimiento a costa de los pobres y del pueblo en general.
Los actuales detentadores del poder y del legado indígena; sin embargo, parecieran haber torcido la frase de "volveré y seré millones” a la más práctica y útil de: "volveré y haré millones”.
No otra cosa evidencia el surgimiento de una nueva casta social que hace su fortuna con base al abusivo usufructo de las arcas públicas, el contrabando y el narcotráfico.
Como lo señaló la Fundación Jubileo, los cooperativistas mineros (informales), cocaleros, contrabandistas, como los chuteros, y los narcotraficantes fueron los más beneficiados por la "bonanza económica” durante la administración de Evo Morales. Mientras los pobres siguen siendo pobres.
En este mar de inequidades, el Reporte Mundial sobre la Ultra Riqueza 2012-2013 (World Ultra Wealth Report), de la consultora Wealth X y del banco suizo UBS, informa que en Bolivia hay 220 ultra ricos, supermillonarios, que cuentan con una fortuna valorada en 30.000 millones de dólares.
Para la consultora, los ultra ricos son aquellas personas que tienen un capital activo superior a los 30.000 millones de dólares, sin contabilizar sus casas y bienes de colección (obras de arte, entre otros) y de consumo durable (autos, aviones, yates).
La cifra de 30.000 millones de dólares de nuestros ultra rico es muy difícil de creer, escribe Gustavo Maldonado, aunque una evaluación sobre la naturaleza, magnitud e importancia de la extralegalidad en Bolivia, pedida al ILD por el BID y Fomin el 2006, indicaba que el capital informal acumulado en el país ascendía a 53,96 miles de millones de dólares. Una multimillonaria economía informal que mantiene a Bolivia rehén de la pobreza.
Para rematar, las autoridades gubernamentales han volcado la frase a "volveré y costaré millones”, pues no otra cosa significan los faraónicos gastos en aviones, en edificaciones para museos del Presidente, en edificios para los ministerios o en obras, como el aeropuerto de Oruro, que costó 19 millones de dólares y el promedio de uso de esa terminal aérea ha sido de 33 pasajeros por día.
O el costoso teleférico, que significará más de 234 millones de dólares que están bajo sospecha de sobreprecio y, en caso de que funcione al 100%, apenas contribuirá con el traslado del 15% del flujo de pasajeros entre La Paz y El Alto. El otro caso es el satélite de 300 millones de dólares que quedará obsoleto en 15 años.
Página Siete – La Paz
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