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domingo, 24 de agosto de 2014

Tuto y Roger. "el puente del retorno" se llamará el conocido hoy como "puente de la amistad" entre Brasil y Bolivia, lo proclamó el líder de la Democracia Cristiana que estuvo en Pando con dos de los hijos de Roger Pinto, incorporados a la campaña de Tuto.

El senador opositor Roger Pinto Molina cumple hoy un año como refugiado temporal en Brasil, donde es considerado por la clase política de ese país un ícono de la persecución en Bolivia, al extremo de haber tensionado las relaciones diplomáticas, debido a que el Senado Federal determinó congelar la designación de un embajador en La Paz. 



Según la revista brasileña, IstoÉ, el senador boliviano ingresó un 24 de agosto vía Corumbá para huir del régimen de Evo Morales, y asegura que para evitar el desgaste con el "vecino cocaleiro", la presidenta Dilma Rousseff colocó a Molina en un limbo jurídico, porque hasta ahora la Casa Civil de la Presidencia no logra pronunciarse para que el Conare tome la decisión de otorgar un estatus de refugiado definitivo. El jefe de Gabinete de la Presidencia de la República, en portugués "Chefe da Casa Civil da Presidencia da República", es el miembro de más alto en rango de la Oficina Ejecutiva de Brasil, y un importante asesor de la presidenta y su opinión pesa en las decisiones de Dilma Rousseff. 

En contrapartida, la Comisión de Relaciones Internacionales del Senado Federal ha condicionado cualquier ayuda a Bolivia, a resolver el problema del senador Roger Pinto. El abogado defensor en Bolivia, Luis Vásquez Villamor, informó que actualmente Pinto goza de la protección diplomática internacional y de la Acnur. Pinto analiza permanentemente la situación de los bolivianos en el exterior, junto a Roger Zabala un ciudadano pandino que se encarga de colaborar con los perseguidos políticos en Brasil. Vásquez manifestó que Pinto tiene permiso para trabajar y circular en el Brasil, y destacó la reciente incorporación de las hijas del senador opositor, Talita y Daniel Pinto quienes se han incorporado a la campaña de Jorge Tuto Quiroga para permitir el retorno de los más de 700 asilados y perseguidos políticos en el exterior. Recientemente el candidato presidencial visitó Cobija, donde prometió que el Puente de La Amistad que une la ciudad de Cobija con el lado brasileño, se denominará el Puente del Retorno. Pinto estuvo durante 454 días asilado en la embajada de Brasil en Bolivia a la espera de un salvoconducto diplomático que el canciller David Choquehuanca, 

aduciendo razones legales, decidió negar para que el senador opositor se traslade hasta el aeropuerto de El Alto y de ahí emprenda salida a Brasil que al día siguiente de haber ingresado a su embajada en La Paz, otorgó asilo político. Ante la fuerte presión política sobre la diplomacia brasileña y la ambivalencia de la cancillería brasileña, el encargado de Negocios de la embajada brasileña en La Paz, Eduardo Saboia tomó la determinación de sacarlo en una movilidad diplomática hasta Corumbá, en un inédito operativo que descuidó al gobierno boliviano, pero que le costó un proceso administrativo que tampoco puede resolverse porque Itamartí no logra justificar su inacción diplomática sobre La Paz. 

En la ciudad brasileña de Corumbá, lo esperaba el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Ricardo Ferraço, para trasladarlo en una avioneta particular hasta Brasilia, donde permanece en la casa del senador del Estado del Acre, Sergio Petecao que mantiene una radical oposición a la gestión de Dilma Rousseff. Pinto viajó protegido por oficiales militares tras vivir en una habitación de la embajada brasileña, donde ingresó el 28 de mayo de 2012, a raíz de una fuerte persecución política y judicial abierta por el gobierno para detenerlo, tras las múltiples denuncias de corrupción y vinculaciones al narcotráfico contra altas autoridades de Estado. 

El exsenador vivió en un cuarto de cuatro por cuatro y tenía las condiciones mínimas para habitarlas, tras la decisión del entonces embajador Marcel Biato de restringir visitas para presionar a Pinto a que se entregue a los organismos de seguridad boliviano. El prepresidente Evo Morales de manera constante pedía a Brasil entregue a Pinto porque tenía denuncias en la justicia ordinaria por supuestos actos de corrupción.

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