Exagerando a propósito su hablar de cholita cochabambina, mi noble y generosa pariente espiritual me dijo: “la vida es duro y fatigoso, la plata está escaso, pero hay orden de no aflojar”.
Conocedor como nadie de su bonanza económica le pedí que no se quejara, pues estoy a punto de solicitarle una ampliación de mis préstamos anteriores ante la inminencia de la llegada del Carnaval 2013 el cual nos demandará seguramente gastos extraordinarios.
Ella me miró bastante preocupada y replicó: “Cómo se nota que cada día está usted más ciego, compadrituy, pues no ve la desesperación de nuestro pueblo ante la elevación del costo de la vida no sólo en los precios de la canasta familiar, sino en todos los rubros: pensiones escolares, útiles escolares y hasta las diversiones más sencillas, como pasar una noche bailando en el “Malena”.
A pesar de reconocer que soy lerdo de entendederas, me di cuenta de que la inteligente cochabambina quería llevarme al terreno de la solidaridad con millones de paisanos nuestros que viven terribles momentos de angustia sin poder comprender las declaraciones de nuestros gobernantes que nos hablan de “bonanza económica y de miles de millones de dólares guardados en las arcas del Banco Central de Bolivia”.
En prueba de su desesperación al no comprender esa acumulación de riqueza y esa falta de dinero en nuestros bolsillos. Macacha me agarró de las solapas y me dijo en voz gritando ¿Dónde está la plata…?
Mostrándole los forros de mis bolsillos y sacudiéndolos para certificar su inocencia respondí: “Aquí no está la plata”. Al verme zarandeado de manera tan injusta por no saber responder dónde se hallaba la plata pregonada por la propaganda oficialista, comenzamos a indagar acerca de ese misterioso asunto que nos muestra a un país rico con una población miserable sin escuelas ni hospitales, sin ferrocarriles ni caminos donde sus hombres más favorecidos trabajan en las calles vendiendo ropa usada, mientras unos pocos trabajan en fábricas que languidecen por un salario que apenas les alcanza para adquirir una papaya y una marraqueta…
La pregunta quedó sin ser respondida, aunque los más listos propagandistas del Gobierno nos quieren convencer que algo de esa plata está en un museo que se construye en Orinoca para preservar los regalos que recibió, recibe y recibirá quien acaba de ser proclamado a ser reelecto nuevamente Presidente de la República en las elecciones del año 2014, año en el que nos seguiremos preguntando “¿Dónde está la plata…?”
Pregunta sin respuesta que volverán a formularse los angustiados paisanos nuestros que tiemblan entre el alza de precios, la nueva escalada de pensiones escolares, las nuevas tarifas de transportes y los nuevos precios del pan, sin que nadie pueda protestar por temor a ser clasificado como un “libre pensante” en un régimen donde los que piensan son mal vistos.
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