Uno de los miles de problemas por los que atraviesa el pueblo venezolano en estos días es, aunque sea difícil creer, la falta de papel higiénico. La Revolución Bolivariana ha fallado en muchos aspectos, pero nunca pensamos que llegara a ser tan dramático para un pueblo, donde todavía la mitad sigue llorando la muerte de Chávez. Parece una broma, pero no es. Piensen los lectores qué sucedería en Bolivia si de golpe desapareciera el papel higiénico. ¿Más bloqueos aún?
Es que el papel higiénico se ha vuelto imprescindible en este mundo. En la Bolivia de hace más de medio siglo ese papel era cosa de traseros finos, por lo menos en Santa Cruz. Para eso estaban los periódicos. Un clavo en la pared que atravesaba diarios recortados, y listo. Claro que con la tinta de entonces uno quedaba con letritas impresas atrás. O el periódico se rompía.
En el campo, donde no llegaban diarios ni de muestra, había que recurrir a los marlos, cuando había, o si no a las hojas. Una señal inconfundible de colla o forastero era cuando alguien utilizaba la hoja de picapica (ortiga), que hacía arder hasta brotar lágrimas. A veces se usaban piedras también. ¿Miento acaso? ¿Nos avergonzamos de eso? ¿No se guardaban los marlos con afán? ¿Y ante el apuro, alguien no los usó hasta dos veces? Ríanse, pero es cierto. ¡Pobres nuestros abuelos!
Ahora resulta que la nación más rica de Latinoamérica, Venezuela, ha tenido que importar con sumo apuro (eso no espera) 50 millones de rollos de papel higiénico, según la Internet, “para responder a la sobredemanda que se ha generado…promovida como parte de la guerra económica que impulsa la extrema derecha…”. ¿Y qué harán los derechistas sin papel higiénico? ¿Lo habrán acaparado solo para ellos los muy perversos?
Esta es una cuestión de Estado, porque el ministro del Poder Popular para el Comercio ha dicho que la sobredemanda se debe a las “compras nerviosas” de la gente, porque “una campaña mediática se ha generado para perturbar al país”. El ministro ha pedido que la gente se tranquilice, que se sosiegue, porque ahora se va a saturar el mercado y se va a llegar a abastecer toda la demanda, que es de 125 millones de rollos mensuales. ¡Vaya con los venezolanos!
En su momento debimos exportar marlos a Venezuela en vista del decadente comercio que tenemos con ellos, que ni siquiera pagan a tiempo las manufacturas que nos deben. Los marlos los pagarían por adelantado, sin duda.
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